«Necesitamos que la educación superior y la I+D+i sean considerados como una inversión, no como un gasto»

15/05/2013

Milagros Asenjo. “La Universidad española está sufriendo un deterioro en sus funciones de formación, investigación y transferencia, derivado de la asfixia financiera que estamos padeciendo”, afirma Adelaida de la Calle, presidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE).

Adelaida de la Calle

Adelaida de la Calle

De la Calle, catedrática de Biología celular y actual rectora de la Universidad de Málaga, resalta la responsabilidad de los rectores ante la crisis y reitera su disposición al diálogo. Asimismo, pide que las eventuales reformas de la institución superior se hagan “siguiendo la propia identidad de la universidad española, sin reproducir otros sistemas que pueden no adaptarse a nuestra realidad”.

 – ¿Cómo se ha llegado a ese deterioro de la Universidad que usted denuncia?

– Llevamos arrastrando una disminución en la financiación pública desde hace años, tenemos mayor número de estudiantes y algunas de las medidas introducidas recientemente por el Gobierno, como la subida de las tasas, han provocado que tengamos menos créditos matriculados y, por tanto, menos ingresos. En cuanto a la financiación proveniente de otras vías, como la empresa, también se está viendo afectada por el debilitamiento del sector empresarial, lo que acaba perjudicando a los contratos de investigación con la universidad.

– Las medidas aprobadas por el Gobierno para ahorrar en la Universidad, ¿son estrictamente necesarias? ¿Derrocha la universidad?

– Las universidades somos muy conscientes de la situación económica por la que está atravesando el país y nos solidarizamos con los sacrificios que está haciendo la sociedad. Por nuestra parte, llevamos tiempo rebajando al máximo el gasto y estamos haciendo increíbles esfuerzos para seguir funcionando día a día, procurando que no sea vea afectada la calidad en nuestras funciones. Los responsables de las universidades tenemos una alta capacidad de autocrítica y somos los primeros que deseamos un análisis del sistema universitario para optimizar recursos, que mejore nuestra efectividad y potencialidades. En este sentido, nuestras instituciones se someten a un gran número de controles internos y externos.

universidad1– También se han visto obligados a congelar las plantillas, ¿qué van a significar estas medidas?

– Estamos convencidos que son desastrosas para la sociedad. La pérdida de este capital humano y del retorno producido por su actividad, generará riqueza y progreso en otros países.

– ¿Y qué decir de la reducción de los fondos destinados a I+D+i?

– Es otro de nuestros caballos de batalla. Aunque comprendemos las circunstancias que han provocado esta decisión, nos preocupa la pérdida de productividad y competitividad que supone para la economía española este retroceso en la inversión, ya que estamos convencidos de que la I+D+i es imprescindible para salir de la crisis. Así lo demuestran los datos que revelan que aquellos países de nuestro entorno que han invertido en ciencia en momentos de crisis son los que antes y mejor han logrado salir de ella.

– El grupo de trabajo nombrado por el Gobierno para diseñar las bases de la reforma universitaria ha concluido su tarea, ¿qué opina del informe de expertos y de las medidas que propone?

– Coincidimos con el Gobierno en la necesidad de hacer un análisis del sistema universitario para llegar a ser más internacionales y productivos. Para ello, es necesario impulsar la función social de la universidad y la colaboración con el sector productivo, simplificar las estructuras y órganos existentes, adecuar la oferta de estudios a las demandas de la sociedad y profundizar en la gobernanza, pero manteniendo los criterios básicos de la autonomía universitaria. Por ejemplo, creemos que no es adecuado que un rector esté sujeto a decisiones políticas.

– ¿Qué harán para que la reforma se ajuste a los criterios que defienden los rectores?

– Debido a la naturaleza estructural de los cambios que propone el informe encargado por el ministro de Educación, se ha creado un grupo de trabajo, integrado por rectores y responsables del Ministerio, con el fin de buscar el consenso, y en el que defenderemos la necesidad de tener un marco normativo estable, alejado de las idas y venidas políticas. También pediremos que los cambios que se produzcan se hagan siguiendo la propia identidad de la universidad española, sin reproducir otros sistemas que pueden no adaptarse a nuestra realidad.

– ¿Podrá haber algún tipo de consenso con los rectores?

-Precisamente esa es nuestra intención. Confiamos en que este grupo de trabajo sirva para acercar posturas, ya que en definitiva, todos queremos lo mejor para la Universidad.

– ¿Debe buscar la Universidad nuevas fórmulas de financiación? ¿Cuáles?

– Actualmente, nos encontramos con un recorte de la inversión pública, mientras que la privada es prácticamente inexistente.  En nuestro país no hay cultura del mecenazgo, y en las universidades sólo nos encontramos con algunas honrosas excepciones.  Desde la Universidad tampoco se hacen los esfuerzos suficientes para buscar recursos externos, y esto es algo que debe cambiar. Se tiene que redefinir la misión de los consejos sociales, que han de ser más activos en este ámbito. Asimismo, la Universidad tiene que potenciar su misión de transferencia de conocimiento, y sólo colaborando con el sector productivo y generando innovación de utilidad para la sociedad, podremos incrementar nuestras patentes. Pero para todo ello, el sector productivo tiene que estar más implicado en la sociedad del conocimiento, y tener capacidad de absorber el talento y la innovación generada en las universidades.

– ¿Qué necesita la Universidad para salir adelante?

– En primer lugar, necesitamos que la educación superior y la I+D+i, sean consideradas como una inversión y no como un gasto y  tener una financiación pública suficiente y sostenible.

Considero que la sociedad española requiere un pacto económico-social, en el que la educación tenga un papel relevante. Es fundamental colaborar y aunar esfuerzos con las administraciones públicas, y que se nos oiga, sobre todo en aquellas cuestiones que son estructurales y afectan a nuestro funcionamiento diario, como es el tema de la limitación de la tasa de reposición del personal de las universidades o la dedicación del profesorado, y que se nos preste una atención especial debido a nuestra situación financiera.

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