Defraudadores lumpen, defraudadores de luxe

14/10/2013

Germán Temprano.

No tiene aspecto Montoro de haber sido de esos díscolos escolares que se sentaban en las últimas filas para que sus trapisondas pasaran en lo posible desapercibidas. Ni de hacer lo propio en los autobuses para cantar a voz en grito aquello de ‘vamos a contar mentiras, tralará’. Él las cuenta ahora con una edad respetable en la que se ha venido arriba de tal modo que igual te niega una amnistía fiscal o te dice que los salarios no es que se reduzcan sino que suben para abajo que te hace una crítica comparada de la filmografía de Ozores. Este carácter multidisciplinar le ha valido la admiración explícita del propio Rajoy quien se ha rendido a los encantos de este hombre. Y quién no.

Por lo visto ser ministro en estos tiempos de crisis es muy difícil en clara contraposición a lo fácil y relajado que resulta ser parado, desahuciado o joven emigrante. Dónde va a parar. Acaso sea esa complejidad extrema la que justifica que se cobren pluses de alojamiento en Madrid que multiplican por tres el salario mínimo aunque tengas varias casas en esta ciudad. Una medida de lo más edificante que todavía lo es más si se tiene en cuenta el pésimo ejemplo de los grandes defraudadores del subsidio de desempleo. Me refiero a estos ciudadanos desalmados que son capaces de hacer una chapuza para que su familia goce del lujazo de comer a diario un plato de habichuelas. No hablamos de cualquier cosa sino de gentes  que igual ingresan 450 euros al mes por su ayuda (que antes han cotizado, por cierto) y llegan hasta los seiscientos.

Esta fechoría, de tan intolerable, ha merecido también las patrañas contables de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Más de medio millón estaban en busca y captura aunque, al parecer, los datos reales no reflejan más de quince mil porque el resto eran faltas o descuidos administrativos. Uno, en su ingenuidad, esperaba de doña Soraya una compungida disculpa que, sin llegar a la cumbre de la interpretación que supuso la función ‘cualquiera puede ser desahuciado’, al menos reparara mínimamente su falta de rigor y sus insidias. De momento ni está ni se la espera. Como siempre ha habido clases no iban a ser los defraudadores una excepción. Y así aquellos que no te ponen un enchufe en casa por unos eurillos sino que se llevan la pasta en contenedores allende las fronteras tienen un trato más amigable ¿Cuánto se ha llevado usted? Pues me da el diez por ciento de eso y tan amigos. Y siempre por favor. Ante todo mucha educación por mucho que se empeñe Wert en lo contrario.

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