Joaquín Leguina o el león en invierno

11/04/2014

Daniel Serrano. Zapatero, el gran organizador de derrotas. Historia de un despropósito puede entenderse, en parte, como un ajuste de cuentas.

No es que se me asemeje Leguina al Peter O’Toole de la película, un Enrique III en el dilema de decidir quién le sucede en el trono. Pero el título me parece evocador y Leguina sí tiene un aire de viejo gran felino siempre presto a rugir si le viene en gana. Cosa que zapa1hace en este libro con esa santa desvergüenza que aconsejaba san Josemaría (también se decía partidario el fundador del Opus Dei la santa coacción y la santa intransigencia pero eso es harina de otro costal).

Porque Leguina (y él no lo esconde) fue uno de los damnificados por el advenimiento del zapaterismo. Leguina pertenecía a lo que Rodríguez Ibarra llamó el Antiguo Testamento, los veteranos de la guerra del 82, cuando el socialismo llegó joven y bello al poder.

Zapatero mató al padre y se quitó de encima a gente como Leguina y colocó a otros que muchas veces no gozaban de mayor mérito que el de la mera juventud (aunque tuviesen, que diría Albert Plá, alma de veintegenarios).

“Este es final político de nuestra generación” cuenta Leguina que sentenció Juan Manuel Eguiagaray la noche en que Joaquín Almunia llevó al PSOE a la catástrofe electoral.  Con Zapatero ese final quedaría culminado.

A mí el Joaquín Leguina que me gusta es el de la sorna y la mala uva , el que escribe con estilete y acierta al definir en cuatro palabras demoledoras a su aludido. Por ejemplo, cuando se refiere a Mercedes Cabrera, olvidada poseedora de la cartera de Educación y Ciencia durante la era Zapatero,  de la cual escribe: “pasó por aquel ministerio como un rayo de sol a través de un cristal, sin romperlo ni mancharlo”.

Pero también resulta muy interesante su análisis político más en serio: muy crítico con la tendencia de la izquierda a contemporizar con el nacionalismo, tal vez un punto injusto al criticar tan severamente el camino hacia la paz iniciado por Zapatero en Euskadi, discutible en lo referente a la Memoria Histórica… Siempre, eso sí,  haciendo gala de una saludable heterodoxia, con la dosis de polémica que hace falta para que el discurrir no se oxide.

El que quiera una lectura que encaje exactamente con lo que trae pensado de casa mejor que no elija este libro.

Zapatero, el gran organizador de derrotas es un ensayo hecho con ánimo de molestar, lo cual está muy bien. Pero también resulta constructivo. De los errores se aprende.

Claro que Zapatero no fue tan malo. Aunque algunas de las cosas de las que cuenta Leguina son para salir corriendo. Todavía me provoca profunda indignación el modo en que Rafael Simancas se quedó a las puertas del gobierno de la Comunidad de Madrid debido a la traición infame cometida por dos diputados ¡colocados en la lista a martillazos por el mismísimo José Blanco! Los madrileños nos quedamos con la derecha en el poder y a seguir bien. El relato que hace Leguina de todo ese proceso resulta de lo más clarificador.

Me falta, no obstante, un poquito más de Rubalcaba. ¿Qué opina Leguina del último superviviente de esa generación que liquidó Zapatero de un plumazo? No se sabe bien. O no me he enterado bien yo.

Sí se sabe lo que opina de Susana Díaz: para Leguina es una grata sorpresa. No todo van a ser denuestos.

Y concluye Leguina el libro con un rugido de león invernal que bien cierto es:

“Aquellos que en el año 2000 se hicieron con los mandos del PSOE para ‘renovarlo’ bajo la consigna ‘juventud, primavera de la vida’ nos han dejado en herencia un largo invierno del que tendremos que salir cambiando de caballo. De no hacerlo, seguiremos a la intemperio y tiritando”.

Ahí queda eso.

Hay que leer a Leguina.

Que, además, es amigo.

Zapatero, el gran organizador de derrotas. Historia de un despropósito. Joaquín Leguina.  Temas de Hoy. 286 páginas.

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Un pensamiento en “Joaquín Leguina o el león en invierno

  1. Habrá que leer entonces a Leguina, estimado lector disperso. Los amigos de mis amigos son mis amigos. Además cómo no leer al hombre que consiguió enamorar a la actriz más inteligente del cine español cuando el cine español carecía de inteligencia y tino. Sólo por eso se merece todas las oportunidades del mundo, no crees?
    Feliz semana de pasión.
    Saludos cordiales.

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