La España casposa

11/04/2014

Lucía Martín.

Entrevisté al doctor Izpisúa hace unos años. Esas oportunidades que te brinda esta bonita y castigada profesión. Recuerdo la foto que ilustraba el artículo, sobre todo, porque reflejaba cómo es la personalidad de este científico reconocido en todo el mundo: Izpisúa vestía chaqueta clara y pantalón oscuro y miraba a la cámara luciendo sonrisa y con una mano en el bolsillo. Con un gesto de humildad apabullante. No me pregunten en qué se manifestaba exactamente, pero esa foto mostraba la humildad de este científico, una eminencia en células madre (esta misma semana sabíamos que había logrado regenerar órganos en animales) que tuvo que dejar de estudiar siendo pequeño para ponerse a trabajar. Porque su familia, de Albacete, era pobre de solemnidad.

Me hablaba entonces el doctor Izpisúa, y lo hacía con mucha ilusión y orgullo, de su centro de Barcelona, el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, de cuyo puesto tuvo que dimitir recientemente por falta de apoyos económicos y políticos.

Esta semana nos enteramos también de que Norman Foster ya no traerá a Madrid su Fundación por la ineptitud (¿o ínfulas o estupidez supina?) de un funcionario de la Comisión Institucional para la Protección del Patrimonio Histórico-Artístico Natural. Al parecer, al recibir el proyecto del arquitecto, el funcionario se dedicó a rubricar sus impresiones sobre el mismo: “esto debe ser así y así”.

Ole. Ole, ole y ole.

En este país, casposo porque no se me ocurre otro adjetivo (bueno sí, se me ocurren muchos más pero resultarían muy malsonantes), los políticos de turno dan palmas con las orejas porque un señor (racista, todo hay que decirlo) va a montar un super casino en el que se jugarán las perras. Por algo las pérdidas del bingo desgravan en la Declaración de la Renta, otras cosas no, pero el juego sí aligera la cita con Hacienda. Bieennn. Nuestros políticos se congratulan de la llegada de semejante señor, pero no hacen nada para evitar que un científico abandone su proyecto de investigación en nuestro país. Ni parece que se despeinen porque un arquitecto reconocido a nivel internacional se lleve su Fundación a otras tierras. Como si en la nuestra sobrasen talentos de este tipo. Como si fuésemos sobrados de investigadores, de mentes pensantes, de cultura.

Eso sí, tenemos jugadores de fútbol y ganamos partidos. Que no cunda el pánico.

Esto, señores, es lo que se fomenta en este país. Marca España dicen. Seguimos siendo los de la cultura del pelotazo, los de la peineta, el chiringuito en la playa y la tortilla.

Disculpen, pero yo me bajo de esta España casposa.

¿Te ha parecido interesante?

(+5 puntos, 5 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.