Con la experiencia adquirida al ser artífice o espectador de los movimientos para salvar Pescanova desde que hace un año presentó concurso de acreedores, este jueves -24 de abril- las partes consultadas no son proclives a adelantar su pronóstico sobre cuál será el escenario de la pesquera después del 30 de abril. Ese día vence el plazo dado por el juez de Pontevedra encargado de este concurso para que los acreedores suscriban el borrador de convenio, que saldrá adelante si es apoyado por más del 50% de la deuda.

Pero con tan poco tiempo por delante, los bancos que cuentan con más riesgo en la empresa -Sabadell, Popular, Caixabank, NCG y BBVA– ultiman un nuevo proyecto de convenio, que contaría con la ventaja de partir con el apoyo de más del 45% de una deuda que supera los 4.000 millones de euros, es decir, las que estas entidades representan. Conseguir más respaldo no parece la asignatura más difícil.

Esto se produce cuando en teoría los principales accionistas de la compañía, la cervecera Damm y el fondo Luxempart, que controlan en el entorno del 14% del capital, parecen haber renunciado a hacerse con el control de Pescanova. Una decisión basada en el rechazo de los citados bancos a su propuesta de convenio por los cambios introducidos después de haberse alcanzado un acuerdo. Otro de los triunfos de la banca es haber logrado dividir el consejo de administración de la pesquera, si bien seguiría contando con el del presidente Juan Manuel Urgoiti

Pero el tema más complejo a superar y evitar así que la empresa entre en liquidación viene por la parte legal. En el fondo el juez debería aceptar que se someta una nueva propuesta de convenio -la de los propios acreedores- cuando se han agotado todos los plazos para ese trámite y se está en otra fase: la aceptación o rechazo del admitido a trámite. El juez Roberto de la Cruz señaló anteriormente en una providencia que el texto de Damm no podía ser modificado.

Si el juez opta por la ortodoxia legal y el plan B no sale adelante, la banca parece tener un plan C y se trata de acudir a las subastas y adquirir los negocios centrales. El apoyo industrial iría de la mano de la empresa pesquera gallega Iberconsa. El plan incluye la inyección de capital para salvar las divisiones más relevantes de este complejo grupo ahora gestionado por el administrador concursal Deloitte.