Este fin de semana se está celebrando la última boda regia y aristócrata de Europa. El viernes 25 será el recibimiento y fiesta para la familia y los jóvenes, al día siguiente y en Baviera, se desarrolla la boda al estilo Sissi Emperatriz porque aunque a todos nos suene, por los tópicos, que en Alemania es todo muy moderno, lo cierto es que aún conserva zonas y familias que han cambiado muy poco desde el Imperio Austro-Húngaro. La familia von Einsiedel-Urach, son un ejemplo, Curt Hildebrand von Einsiedel, salvando las distancias, es igual que el padre de Sissi Emperatriz, con su bigote, aspecto y forma de vestir a la tirolesa. Su quinta hija, la princesa Therese von Einsiedel es la prometida de Francisco Carlos de Orléans, descendiente directo del Conde de París, que sería el rey de Francia si ese país no fuera una República y que no habría dudado en establecer un matrimonio de conveniencia, como le ocurrió a Sissi, para fortalecer los dos imperios y al igual que le ocurriese a su antepasada emperatriz, Therese dejará su amada casa en Baviera para trasladarse a vivir en París.

El hijo pequeño de la princesa Beátrice de Orléans y de Michel de Orléans, François Charles, nació en Madrid el 10 de febrero de 1982 y fue educado en colegios franceses. Su pasión por la jardinería, posiblemente heredada de su madre y el gusto artístico que le viene por parte paterna, hace que tenga su propia empresa de jardinería en París. La novia, Therese de 30 años, trabaja en una agencia de organización de eventos en Munich. Ambos, por sus respectivas familias, están emparentados con casi todas las casas reales europeas, así que no era raro que coincidieran en un aristocrático baile en Viena hace tres años y se enamorasen. El idioma no fue un problema porque se entienden en inglés, aunque ella ha pasado varias semanas en París aprendiendo francés, ya que es la ciudad en la que vivirán a partir del 26 de julio.

Ambos son católicos practicantes y aunque son jóvenes, les gusta mantener las tradiciones familiares. De ahí que el lugar escogido para la boda haya sido el castillo familiar de la novia del siglo XVII, en la localidad de Schönach en Baviera, a una hora en coche de Munich. En esa enorme casona de piedra viven sus padres y parte de sus siete hermanos. Ella está tan apegada a su familia que, hasta ahora, todos los fines de semana los ha pasado en Schönach, en un pueblo volcado con su boda. Tanto es así que las viandas servidas y las flores que decoran el castillo, tanto el enorme jardín, como los recios salones con sus techos pintados con figuritas alegóricas, como la basílica de la ceremonia, han sido realizados por la gente del pueblo, con los colores de la familia de Therese, el amarillo y azul.

Los festejos nupciales comenzaron la tarde del día anterior a la ceremonia religiosa, en el castillo familiar con un grupo flamenco llegado desde Andalucía para amenizar una fiesta que nadie duda en calificar de antológica, ya que ha sido imposible encontrar suficientes trajes de flamenca para todas las invitados, así que se daba la opción a los presentes de escoger entre vestir traje flamenco o el típico de Baviera. A esta celebración acuden los invitados más jóvenes y la familia directa de ambos. Al día siguiente, para la boda al mediodía, los 350 invitados visten traje corto con sombrero y los caballeros chaqué con las condecoraciones que cada uno tenga.

La ceremonia católica, apostólica y con la bendición del Papa Francisco, tiene lugar en un pueblo cercano, en Straubing. En la basílica de Sant Jacob, ahí oficia la ceremonia el padre Lobkowicz, amigo de la pareja que ejerce de sacerdote en París y a su vez, hijo del príncipe Jaroslav von Lobkowicz.

A continuación los invitados, entre los que se encuentran los Borbón Parma, los Baviera, los Orleans Borbón, los Württemberg, los Braganza, Calabría, Luxemburgo, Montarco y Mónica Martín Luque y su novio José Manuel, amigo del novio, entre otros, pasarán a almorzar en los jardines y salones del castillo de los Von Einsiedel. Los vinos, españoles y el champagne, francés. Después del almuerzo es costumbre que los invitados y novios se retiren a descansar y cambiarse de ropa para la noche, que regresan al castillo luciendo sus mejores galas. Esmoquin los caballeros y las damas traje largo y joyas para el gran baile y la cena. Decir que toda la familia von Einsiedel-Urach son grandes aficionados a la música, así que no será raro que los fastos acaben al amanecer.

La madrina será la madre del novio, la princesa Beátrice de Orléans, que llevará para la ceremonia religiosa un traje y sombrero de Santiago Palacio y para la noche,“tengo un Dior y otro Santiago Bandrés para elegir”. Curiosamente, la futura suegra gran entendida de moda, posicionó Dior durante más de 30 años en España, no está ayudando en el diseño del traje nupcial; “Theresa tiene un gusto exquisito, es guapa, delgada, con unos ojos verdes como de gato y nunca se maquilla. Las niñas de la aristocracia alemana nunca se maquillan porque está considerado de mal gusto, como vulgar y francamente no lo necesita tiene una piel blanca preciosa. Ella es muy natural en todo, viven en el campo y aunque son una familia muy antigua de Baviera, que se visten de austríacos y los hombres se dejan bigote, están fuera de las posturas sociales. A mí me recuerdan a la familia de Sissi”.

El traje de la novia es de Brian Rennie para Basie, un diseñador que suele vestir a Kate, duquesa de Cambridge y lo acompaña con un gran velo de la familia sujeto por una diadema. Theresa, tiene dos para elegir la de la Condesa de París, que es la diadema familiar de los Orléans o la de los Von Urach. Su madre, la princesa Amelie Furstin Von Urach, también dispone de un interesante joyero familiar.
Una boda entrañable en el corazón de Baviera porque toda la familia está implicada y todas las grandes familias de la aristocracia europea, excepto los ingleses con los que no hay mucho trato, están vinculadas. La fecha es rara pero era la única posible para que la hermana mayor del novio, Clotilde, pudiera venir desde Estados Unidos con sus cinco hijos y no perdieran colegio.