Tamara Falcó y Enrique Solís

31/07/2014

Carmen Duerto.

estilo3wDesde hace meses es un rumor constante e imparable; Tamara Falcó y Enrique Solís Tello son novios. Es el deseo de muchos, confieso que yo incluida y durante la última Challenge de Land Rover en Tenerife en noviembre del año pasado, puse toda mi influencia como Celestina porque así fuera, no tuve ningún éxito y eso que ambos tienen aparentemente todo lo material a su favor; vinos, palacios, títulos aristocráticos, orígenes, cultura, educación y etc, etc para ser la “pareja perfecta”. La diferencia de edad, en este caso, tampoco habría sido un problema. Enrique Solís es un joven empresario que espabiló pronto en el mundo laboral. Así que, casi esa década de diferencia que Tamara le aventaja, no es impedimento. “Es mi amigo, me parece súper guapo, educadísimo y estoy fenomenal con él, pero no es mi novio”. Así zanja la cuestión Tamara y a ella su religión le impide mentir. Tampoco Enrique; “hasta a mis amigos les cuesta creérselo y todo lo que te diga Tamara es cierto”.

Precisamente fue la precocidad laboral del hijo del marqués de Solís, lo que provocó que Tamara y Enrique se conocieran en el mes de septiembre de 2013 durante la inauguración de una tienda de Porcelanosa en Marbella. Solís, con apenas veinte años, ya trabajaba para la marca de azulejos y pavimentos, además de ser socio de la cadena de hoteles “One Shot”. Dos meses más tarde del evento marbellí, volvían a coincidir por azar en Tenerife en la Land Rover Challenge. Era la tercera vez que Tamara participaba en el reto de conducir un todo terreno y pasar pruebas con un fin benéfico, para Enrique era la primera vez. Enseguida hicieron buenas migas y Ana Boyer, que por edad podría ser más del tipo de Enrique, estaba ya ennoviada con el tenista Fernando Verdasco. Cierto que en la Challenge se crea un ambiente de camaradería y “buen rollo” entre todos los participantes, pero ellos bromeaban e incluso, Tamara le rociaba con su agua bendita en el avión de regreso a la península. Y por más que yo hubiese recibido el encargo del propio Enrique Solís de buscarle novia, no lo conseguí con Tamara y así la hubiéramos sacado un poco de su retiro religioso, cosa que, Isabel Preysler y Carmen Tello, seguro que me habrían agradecido. Después de esta aventura en Tenerife, volvieron a coincidir, pero esta vez ya fueron juntos, en la boda de María Colonques.
estilo2wEs la propia Tamara la que nos lo aclara, después de haber visto las fotos publicadas en una revista, “aunque en las fotos parece que somos una pareja, no somos novios. Honestamente, no sé dónde voy a estar mañana. Tampoco voy a mentir, estoy fenomenal con él, es mi amigo. Le quiero un montón, pero no hay nada más. No negaría que estoy saliendo con Enrique, si fuera cierto porque no tengo por qué ocultarme, ni él tampoco, pero no es así. Entiendo que al ver las fotos, parezca que hay algo más, pero no es cierto. En un momento dado de confianza, me abrazó y yo también le abracé a continuación y por un momento, cuando él me abrazó pensé; ¿pero qué es esto? Porque no estoy acostumbrada a esas muestras de cariño con mis amigos, pero al segundo reaccioné y fui yo la que le devolví el abrazo. Distinto es si me hubiera besado en la boca, eso no le habría dejado. Lo he consultado y no hay nada malo en besarse como dos amigos. Si me hubiesen sacado dándole un beso en la boca, eso ya significaría otro tipo de relación. Un beso en la mejilla, no delata nada”. Quién sabe lo que ocurrió después o esas veces que Enrique se ha pasado por el piso de Tamara, ellos afirman que es amistad.

Tamara ni está enfadada ni comprende por qué nadie entiende que dos amigos puedan ser cariñosos, sin más consecuencias; “Reconozco que soy más arisca y que no estoy acostumbrada a esas muestras de cariño pero Enrique es entrañable y pensé que no tenía nada de malo dejarle que me abrazara y yo a él. Me sorprenden sus muestras de cariño porque es amoroso y no sé si es porque es sevillano y son más abiertos para mostrar sus sentimientos pero no lo vi mal, ni para sacar más conclusiones más allá que una amistad que valoro mucho. Si tuviera una relación de noviazgo con Enrique no la ocultaría, ni tendría ningún problema en admitirla”.

Esas fotos publicadas por una revista, con Tamara Falcó y Enrique Solís de la mano, abrazados y besándose en la mejilla, han desatado lo más grande de la imaginería social. Una alternativa al páramo del mundo de la crónica social.  Esa pareja es un totum revolutum. Una coctelera de noticias premium en la estepa social donde faltan el brillo con solera que ellos y sus apellidos aportan. El año pasado, ya se la intentó reconciliar con Luis Medina, que también reúne muchas cualidades, pero aquello no cuajó.

El Palacio del Marqués de la Motilla de los Solís en Sevilla, el palacio El Rincón de los Griñón en Aldea del Fresno, el rancio abolengo de los Solís, de los Falcó y la exquisitez de Preysler. Fincas con tierras de cultivo con sus bodegas y almazaras de aceite. El entronque de tantas estirpes donde hay colateralmente cantantes internacionales, los Iglesias. La duquesa de Alba. Una figura del toreo “El Faraón de Camas” que es un mito y hasta un súper ministro, Miguel Boyer e incluso, una cadena de hoteles, los “One Shot Hotels”, que sin llegar a las Hilton, van por buen camino. En fin que Tamara y Enrique sean lo que quieran ser, pero que sean por el bien de la crónica social y las portadas del Hola.

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