Catalunya vista desde Madrid

18/09/2014

Josep M. Orta.

Una de las máximas del periodismo dice que los hechos son sagrados y las opiniones libres. Uno no deja de sorprenderse de cómo los medios generalistas –prensa, radio, televisión- hacen del tema catalán. Me admira que sean muchos los que pontifiquen y pocos los que se pregunten por las causas del malestar de centenares de miles de catalanes.

No he encontrado a nadie que se plantee como centenares de miles de catalanes invierten una jornada festiva para manifestarse reclamando la independencia. ¿Tanta gente puede haberse vuelto loca? O –tengan o no tengan razón- seguramente tienen sus motivos para reclamar pacíficamente una ruptura.

En vez de descalificaciones, insultos, amenazas o manipulaciones los medios de comunicación uno piensa que en vez de pontificar sobre una Catalunya virtual estos creadores de opinión podrían analizar lo que pasa, por qué pasa, qué circunstancias han llevada a este conflicto e incluso qué posibles salidas se pueden encontrar para reconducir la situación.

¿Cuánto tiempo tardarán en reconocer que los Mas o Junqueras sólo son las figuras representativas de un sentimiento más que mayoritario? ¿Qué hará falta para que asuman que cuando la Asamblea Nacional de Catalunya toca a rebato centenares de miles de catalanes le siguen?

Ni en los informativos ni en los tertulianos he oído planteamientos que intenten retratar lo que sucede en Catalunya y con un poco de esfuerzo, entenderlo (que no significa compartirlo). Cuando se ven los telediarios, se leen determinados medios de comunicación o se escuchan determinados tertulianos uno tiene la impresión de que hablan de la situación de otro pueblo y no del catalán. Ni hay división de la sociedad (aunque una minoría  tenga otros planteamientos, pero el ochenta por ciento de la sociedad afirma poder decidir su futuro), ni hay problemas en la enseñanza (aunque cuarenta padres hayan pedido este curso ser escolarizados en castellano) ni es imprescindible saber el catalán para vivir en Catalunya.

Como dijo el presidente Lincoln “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”, aunque Goebbels también señaló que “una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en verdad”.

Pero algunos, políticos y periodistas, parece que lo intentan y, como en las películas, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

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