El cuestionamiento de las convenciones

19/09/2014

Miguel Ángel Valero. La Fundación Mapfre realiza la primera exposición retrospectiva de la obra de Stephen Shore.

Hasta el 23 de noviembre se podrá disfrutar de la primera exposición retrospectiva de la obra del fotógrafo norteamericano Stephen Shore que organiza la Fundación Mapfre. Luego viajará a Francia (Arles), Alemania (Berlín), Italia (Turín) y Holanda (Amsterdam). En la Sala Bárbara de Braganza (calle Bárbara de Braganza, 13, Madrid), 260 fotografías muestran a un ‘niño prodigio’ (con 23 años expuso en el Metropolitan Art Museum de Nueva York) y sobre todo a un artista que se caracteriza por el permanente y radical cuestionamiento de las convenciones, tanto formales como discursivas.
Shore va siempre a contracorriente: opta por el color cuando la fotografía artística se hacía en blanco y negro. Y cuando todos usan el color, recurre al blanco y negro.
El recorrido cronológico (un gran acierto de Marta Dahó, comisaria de la muestra y autora de un minucioso e interesantísimo análisis de la obra de Shore en el catálogo editado por la Fundación Mapfre) permite vislumbrar las obsesiones del fotógrafo: la reflexión sobre el lenguaje y el análisis sobre el paisaje.
Heredero de Walker Evans y muy influido por Andy Warhol, Shore hace cosas distintas. Como fotografiar a su amigo Michael Marsh cada 30 minutos a lo largo de 24 horas, o en ocho posiciones distintas en pleno desierto. O una fotografía a cada intersección de calle de la Avenue of the Americas.
La primera obra de Shore se caracteriza por ese carácter reiterado y sistemático, por esa obsesión por la secuencia, por la posición geográfica o temporal.
7. Carretera Federal 97 al sur de Klamath Falls, Oregón, 21 de julio de 1973. De la serie UncommoEn una segunda etapa, llaman la atención las postales que retratan los monumentos de Amarillo, en Texas, y sobre todo la serie American Surfaces, un diario visual de sus viajes por Estados Unidos en el que retrata carreteras, cruces de calles, restaurantes, hoteles, baños, cocinas, neveras, comida y personas. Precisamente lo que un viajero ve pero fija su atención.
En 1973 Shore opta por una cámara de mayor formato (la 4×5 pulgadas, que un año más tarde ya es 8×10). Las fotografías son más elaboradas, especialmente las imágenes de vistas desde la carretera.
En los años 80 se interesa por el paisaje menos mancillado por la mano del hombre, explorando las posibilidades de la perspectiva y la profundidad de campo precisamente donde no hay referencias arquitectónicas o urbanísticas.
En los 90, vuelve al blanco y negro, con una serie de fotografías sobre los Montes Adirondack (Estado de Nueva York) y otra sobre los yacimientos arqueológicos de Hazor y Ascalón, en Israel.
13.Nueva York, NY, 2000-2002La exposición muestra una selección de fotografías panorámicas de las calles de Nueva York (realizadas entre el año 2000 y 2002). En color, sus últimos trabajos: Ucrania y Winslow (Arizona).
Para el final, el último invento de Shore: los Podbooks, libros digitales organizados temáticamente, con fotografías realizadas a lo largo de un solo día. De nuevo, el fotógrafo cuestiona las convenciones, juega con los límites.

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