Él era político, en las filas del PP, para más señas. Pero un día se cansó de la política y montó una granja para criar ratones, así, a las bravas. De la política a los roedores hay unos cuantos pasos, no todos fáciles, y este emprendedor gallego los ha recorrido hasta convertirse en la primera empresa en España de cría de roedores (rata, ratón, hamsters, cobayas) y conejos, llegando a producir unos 45.000 mensuales. Xaraleira, nombre de la compañía, está situada cerca del municipio de As Pontes, en La Coruña.

El proyecto empezó a fraguarse en 2002, pero hasta 2005 no abrió la primera nave, ahora tiene seis: “Empecé trabajando solo, en una nave en medio de la nada, y yo, que soy muy sociable, lo pasé mal el primer año, acabé hablando con los ratones, hasta que me compré un perro”, cuenta riendo José María Vilaboy, fundador.

Este Licenciado en Administración de Empresas había sido un enamorado de los “bichos” desde pequeño, cuando ya los criaba en el garaje de casa de su madre. Y cuando dejó la política, volvió a retomar la afición y empezó a venderlos por las tiendas de animales cercanas a su localidad. Cuando vio que había demanda se dijo que tal vez podría ser un negocio. Y no se equivocó.

Ahora tiene 8 empleados y 3.000 metros cuadrados dedicados a la cría de animales: tiene dos líneas de negocios, la cría para tiendas de animales y la cría para alimentos destinados a aves. El 80% de su producción en la rama de alimentos para aves (rama creada en 2009) va fuera, sobre todo a Inglaterra.

Pero llegar hasta aquí no fue un camino de rosas, como suele suceder en casi todas las historias empresariales. Problemas al inicio con la luz: “Estuvimos años funcionando con un generador, no había luz eléctrica, no te imaginas cómo estirábamos cada watio. No tuvimos electricidad hasta 2012. Ese día hicimos una fiesta en la empresa”, añade.

Problemas de licencias para las naves que suponían un peregrinar por las administraciones… Actualmente, en cuanto a competencia, hay otras dos compañías que crían ratas y ratones en el País Vasco y otra, catalana, de conejos, pero no hay ninguna que tenga una producción tan amplia como la suya. ¿Hay indultos entre los animales que van destinados a alimento de aves? “Los hay claro que sí, y mis empleados también los hacen, aunque creen que no me entero. La cosa se empieza a torcer desde que le pones nombre”, comenta bromeando. Entre sus clientes, Faunia o el Zoo de Madrid, por citar solo algunos.

La firma facturó 400.000 euros el año pasado y es una de las denominadas empresas gacela: aquellas cuyas ventas crecen por encima del 20%. Lo que está muy bien para una actividad atípica que cuenta con un Ceo atípico también, a tenor de las frases que pueden leerse en las normas de la empresa: “Si el Ceo está lejos, trabajamos mejor. El Ceo no quiere comprarse un cochazo”. Filosofía que, por cierto, debiera estar más extendida.