El estreno de Sánchez

21/10/2014

Luis Díez.

El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, cumplió ayer sus primeros cien días de mandato al frente del partido y del grupo parlamentario con una buena intervención en el debate de los Presupuestos Generales para 2015. Se mostró como un tipo duro que no está dispuesto a dejar pasar una. Planteó alternativas ciertas, posibles y bastante estudiadas por su equipo de jóvenes colaboradores y citó reiteradamente a Mariano Rajoy con la evidente intención de provocar su respuesta. No lo consiguió. El de Pontevedra hacía la digestión en el banco azul.

Vaya por delante el hecho de que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dejó el balón en la boca de la portería para que Sánchez rematara a gol. Montoro ni siquera mencionó la tercera recesión que ya ha comenzado en Francia y Alemania. Ni una palabra de los efectos negativos sobre la economía española. Nada. “¿Cómo es posible?”, percutió Sánchez. Aunque la credibilidad del Presupuesto está en cuestión, Montoro prefirió ignorar el fenómeno e insistió en que España crecerá, claro que crecerá el 1,9% el año entrante. En eso hay consenso de los organismos internacionales.

Sánchez se mostró duro con Rajoy, al que acusó de “mentir”, realizar una pésima gestión, con 800.000 empleos menos, 265.000 millones de deuda pública más, 400.000 jóvenes buscándose la vida fuera de nuestras fonteras y, después de las nuevas cargas impositivas sobre las familias humildes y la clase media, con una reforma fiscal que va a beneficiar a los que más tienen, “los que no sufren la crisis”. “Ustedes gobiernan –afirmó reiteradamente– para el 10% de los españoles”.

El titular de Hacienda invocó la herencia y el rescate de la banca como fuente del incremento de la deuda. Se olvido de que las “facturas en el cajón” corresponden a la gestión económica de las autonomías gobernadas por su partido y por CiU. Pero no dio razón de por qué el déficit de la Administración central era del 5% en 2011 y el logro del Ejecutivo de Rajoy ha consistido en situarlo en el 5,7 este año. Detalles al margen, Montoro, se citó a sí mismo para recordar que en 2008 auguró que Zapatero no terminaría su segunda legislatura. Y así fue. “¿Saben por qué tiró la toalla y no agotó la legislatura? Para no hacer el presupuesto de 2012”, afirmó.

A la propuesta de Sánchez de asignar un salario social a los trabajadores con hijos a cargo de los más de 3,5 millones de desempleados que no reciben prestación, Montoro contestó que “eso ya lo están negociando los sindicatos”. Al planteamiento de la reindustrialización –235.000 empleos destruidos en la industria–, Montoro respondió que “eso ya lo está haciendo la inversión extranjera y las empresas se rearman” y al incremento de la desigualdad social que supondrá la reforma fiscal que va a trasladar 4.000 millones de euros de las rentas medias y bajas a las altas, Montoro replicó recomendándole que se asesorara mejor, ante lo que Sánchez no tuvo más remedio que explicar que a los 4.826 declarantes del IRPF que superan los 600.000 euros (100 millones de las antiguas pesetas) les rebajan 72.000 mientras que a 8 millones de asalariados con rentas medias (el 40%) les van a descontar 52 euros anuales. En este punto, a Montoro le comió la lengua el gato.

El del PSOE zanjó las reiteradas alusiones de Montoro a la perniciosa herencia, no solo de Zapatero, sino también de González, con una frase lapidaria: “Ustedes se enzarzan en el pasado porque no tienen nada que ver con el futuro”. Pero eso no quiere decir que no preguntase a Rajoy por personajes como Rato, Acebes (imputado ayer por los papeles del extesorero del PP) y Bárcenas, “al que le enviaba SMS cuando estaba entrando en la cárcel”. Mientras Rajoy contenía los bostezos al lado de Soraya Sáenz de Santamaría, Montoro seguía manoseando el pasado –“Usted me ha recordado demasiado a sus antecesores”– y atribuyendo al PSOE “la regla inexorable del déficit y el paro”.

Las críticas de Sánchez a los recortes sanitarios que se han llevado por delante 28.000 empleos, la reducción del sistema de dependencia a la mínima expresión presupuestaria, los estragos en la educación pública, con la pérdida de más de 35.000 empleos y una reducción de las bechas cifrada en 1.700 millones de euros, así como la propuesta de destinar los 4.000 millones de euros de la reforma fiscal a cubrir las necesidades de los desempleados y a paliar por ley la pobreza infantil, no merecieron a Montoro la consideración de “pura demagogia”.

Y Sánchez, que en su estreno reclamó la reestructuración de la deuda de las familias y los autónomos y no olvidó los desahucios y la quita de 5.000 millones de euros a los ayuntamientos para servicios básicos como la vivienda, los centros de día y las escuelas infantiles, replicó a las descalificaciones e ironías de Montoro sobre su profesionalidad como doctor en Economía, recordando la famosa foto de Rajoy en una cola del paro y diciéndo que “los españoles están contando los días que faltan para echarlos del Gobierno. Sí, también a usted y a usted”, dijo señalando a Báñez y Wert.

 

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