Cuando se supo que la inflación de septiembre se situó en el 0,1%, muchos gestos se torcieron, por lo que quedaba claro que era un dato a ser usado negativamente. Y lógicamente se avivó el fantasma de las subidas de tipos de interés.

Resulta que los analistas preveían precios planos, pero la presión al alza de los precios de las viviendas contribuyó a que el resultado de septiembre no fuera tan neutro como algunos hubieran deseado.

Como bien pueden adivinar, la primera parte de la sesión transcurrió entre dimes y diretes en torno a la inflación. A mí, particularmente, me parecen unos exagerados. La inflación está bajo control. En eso hay que fiarse de la Fed, que otra cosa no será pero estudiosa de los movimientos, tendencias y previsiones de inflación sí que es. Y está mandando señales al mercado de que no hay tensiones y eso es que nos las hay.

Tampoco ayudó en absoluto el enfado que los inversores se han cogido con Boeing tras presentar resultados la multinacional aeronáutica. Con esta presión, se presionaba al conjunto del Dow Jones, ya que Boeing es una de las compañías que más pesa en el índice.

Pero es que luego la situación se agravó con los tiroteos en Ottawa (Canadá). Es otro país, sí, pero es el de al lado y todo el mundo ha recordado de inmediato que la amenaza terrorista está ahí y que puede saltar en cualquier momento. Y también ha tenido su influencia en el mercado, especialmente en la parte final, cuando las noticias procedentes de Canadá hablaban de un nuevo tiroteo en el Parlamento.

Total que la sesión fue bajista de principio a fin y el que más y el que menos realizó sus beneficios. Se dieron todas las circunstancias en lo que a excusas se refiere, pero desde el punto de vista técnico sobraban todas estas explicaciones:

Ahí lo tienen. Hemos llegado a la media de 200 sesiones y encontramos el primer escollo

Al cierre, el Dow Jones perdió un 0,92%, el S&P un 0,73% y el el Nasdaq Composite se dejo un 0,83%.