La mejora de los resultados futuros de las empresas y el deseo de saldar una deuda con las mujeres derivada de una larga historia de discriminación, está pendiente de la adopción de una directiva europea, que fijaría en el 40% el porcentaje de mujeres en cargos directivos para 2020. En España, todavía estamos lejos de cumplir los objetivos de la Ley para la Igualdad de 2007, que establecía la inclusión de al menos un 40% de mujeres en los consejos de administración. Además, se está a la esperada de la puesta en vigor del nuevo Código Unificado de Gobierno Corporativo de la CNMV, que fija para 2020 una cuota mínima del 30% en los consejos de administración de las grandes sociedades cotizadas.

La diversidad en los consejos de administración no sólo está en relación con el buen gobierno, ni con las mujeres. La diversidad se enriquece con las otras opciones sexuales -homosexuales, lesbianas, etc.-, razas, culturas, religiones, nacionalidades… Una adecuada gestión de esa diversidad es esencial para el éxito empresarial, pues aporta ventajas competitivas, al contar con personas con puntos de vista diferentes y complementarios, y suma disponibilidad de habilidades esenciales.

En lo que respecta a las mujeres, en España, su presencia en puestos directivos se encuentra estancada desde 2009. Sólo el 22% de los cargos directivos son ocupados por ellas, según el informe internacional Women in Business 2014, realizado por la auditoría Grant Thornton.

Esto último se quedó claro en la jornada Hacia la diversidad en los consejos de administración de las empresas cotizadas, celebrada el 20 de noviembre en la sede de la CEOE, en Madrid. Se trataba de un evento organizado por la asociación española de mujeres empresarias y directivas WomenCEO, cuyo reto era lograr una mayor toma de conciencia de la necesidad y la importancia de que estos órganos estén formados por personas de diferentes orígenes, experiencias y perspectivas, haciendo especial hincapié en las mujeres.

La jornada, que se enmarcaba en la campaña internacional creada hace tres años y organizada por la asociación norteamericana Women on Boards 2020 (WoB2020), se celebra simultáneamente en 21 ciudades de Estados Unidos, Australia y Canadá. “El objetivo es dedicar un día al año al fomento del debate en todos los círculos implicados de la sociedad: Administración, empresas, headhunters, medios de comunicación, fundaciones, consultoras, etc., sobre el tema de la diversidad en los consejos de administración de las empresas cotizadas”, explicaba Mirian Izquierdo, vicepresidenta honorífica de WomenCEO.

Ana Plaza, directora gerente de CEOE, mostró el apoyo de esta organización empresarial a la diversidad a través del Grupo de Trabajo para la Igualdad y del Proyecto Promociona, en el que colaboran el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la escuela de negocios ESADE, para promover a las mujeres a los puestos de dirección. Plaza destacó que mientras un 60% de las personas licenciadas son mujeres, de las que se incorporan al mercado laboral más del 45%, “en los puestos directivos y de administración el porcentaje cae estrepitosamente”.

Los consejos de administración de las empresas toman decisiones que afectan directamente a sus empleados, a su comunidad e, incluso, a su país. Eligen directores generales, los sueldos de las plantillas, toman decisiones para comprar, vender o fusionarse con otras empresas, deciden si se reubican en otro lado de la ciudad o del país y dan más o menos prioridad a cuestiones tan importantes como la responsabilidad social empresarial. Por eso es tan importante que estos órganos estén formados por un espectro lo más amplio posible de profesionales con diferentes puntos de vista e inteligencias complementarias.

Liderazgo femenino
Las empresas que tienen directoras y directores ejecutivos predican con el ejemplo, envían un mensaje claro de que valoran la diversidad de pensamiento y de experiencias. Proponer el liderazgo de las mujeres es un negocio inteligente —ellas son las responsables del 70% del consumo global, estimado en 18 trillones de dólares—, porque implica aportar diversidad de pensamiento para una mejor toma de decisiones, representa mejor a las partes interesadas, da una ventaja competitiva al contar con directivos con puntos de vista diferentes y complementarios, y suma disponibilidad de habilidades esenciales.

Considerando que las empresas cotizadas ejercen un papel de liderazgo y deben ser pioneras de cualquier cambio en la estructura social y económica del país, parece oportuno que cualquier proyecto de cambio, se ponga en marcha en el seno de dichas empresas. Por otro lado, es necesario que estas empresas respondan a criterios de objetividad y de igualdad a la hora de seleccionar a sus profesionales, en aras de llevar a cabo la defensa más objetiva posible de los accionistas y de descartar modos de hacer basados en tradiciones familiares, el amiguismo o la costumbre.