Ruta para moteros y conductores por el sur de Estonia

09/01/2015

Carmela Díaz.

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Una de las maneras más divertidas de viajar es conducir un coche o una moto e ir trazando tus propias rutas y seleccionado las paradas a tu aire.  Estonia es un país pequeño y las infraestructuras son buenas, por lo que conducir allí es muy sencillo y cómodo. Para los que estén ideando una nueva escapada en primavera en un destino poco masificado pero repleto de rincones con encanto, desde Turismo de Estonia nos proponen algunos lugares  indispensables (y variados) del sur de este país que no os podéis perder.

Tartu, la ciudad más antigua de las Repúblicas Bálticas. La capital intelectual de Estonia es, además, la cuna del famoso festival de la canción de Estonia, del teatro estonio y hogar de una de las universidades más antiguas del norte de Europa. No dejéis de visitar el observatorio de la universidad, donde se encuentra el arco geodético, incluido en la lista de patrimonio de la humanidad de la UNESCO.

Castillo de Sangaste. Nos encontramos ante uno de los lugares que National Geographic ha destacado como destino que merecen la pena, así que la parada es obligada. Si estáis interesados en la cultura y la historia, tenéis que acercaros a este lugar. El castillo y su parque fueron construidos tomando como ejemplo el famoso castillo de Windsor en Reino Unido.

Taevaskoja. Sus extrañas formaciones de piedra caliza y su antiguo valle conforman una de las más bellas zonas de la Reserva Paisajística del Río Ahja. Las leyendas hablan de cuevas mágicas, de demonios, de sirenas y de otros seres mitológicos…

Reserva Natural de las Cuevas de Piusa. Además de las antiguas cuevas de las minas, también encontramos tres cuevas creadas por la mano del hombre. Pero lo más destacable es que las cuevas se han convertido en un sitio de hibernación de murciélagos: en la actualidad aquí hiberna la colonia más importante de todo el este de Europa.

La Mansión de Alatskivi y la Ruta de la Cebolla. La Ruta de la Cebolla nos llevará por las orillas del Lago Peipsi (uno de los más grandes de Europa) serpenteando desde la orilla derecha del río Emajõgi hasta Kallaste. La antigua cultura germano-báltica está representada por la mansión señorial de Alatskivi, pero también merece la pena una panorámica sobre la cultura rusa de los viejos creyentes y de la cultura de los antiguos campesinos estonios.

Suur Munamägi. Se trata del punto más alto de las Repúblicas Bálticas… ¡con tan solo 318 metros de altura sobre el nivel del mar! Desde su torre de observación obtendremos unas fantásticas vistas de sus alrededores, de hasta 50km en todas las direcciones.

Museo Estonio de Aviación. Los amantes de la aviación y los de las maquetas tienen una visita de interés en este museo que comenzó siendo una colección privada antes de abrir sus puertas como al público en el año 2002. En su interior se encuentra una exposición de maquetas de alta calidad con casi 400 aeronaves que han tenido un importante papel en la historia de la aviación. Allí se pueden observar desde aeronaves de pasajeros a bombarderos.

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Mansión Mooste. Esta bellísima mansión a orillas del lago del mismo nombre, cuenta con uno de los conjuntos de edificios más impresionantes de este coqueto país. Pero hay mucho más que ver allí: un taller de restauración, un centro de arte, una sala de conciertos con capacidad para 500 personas, y la casa de huéspedes de la destilería, uno de los lugares más románticos para una estancia para dos en el sur de Estonia.

 

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