Opeth: El rock progresivo aún existe

-Su disco “Pale Communion” confirma que está vivo.

Opeth es una de las bandas que recuperado el rock progresivo. Ese estilo que  ejercitan músicos de mucha técnica, rigor, improvisación y que saben moverse entre la ampulosidad, el heavy, la épica, el jazz y el folk medieval. Tuvo  su apogeo con Genesis o King Crimson y hoy lo ha recuperado gente como Opeth que con su nuevo álbum “Pale Communión” muestran que el prog-rock existe y está bien.

El grupo se creó en Suecia y está formado por Mikael Akerfeldt, vocalista, guitarrista y compositor y cuatro músicos más que han ido cambiando con frecuencia a lo largo de los más de veinte años de existencia de la banda. Su nombre, por cierto, está sacado de un libro de Wilbur Smith que denomina Opet a una ciudad de la luna.

Hay sonidos que nos retrotraen a los años setenta, como por ejemplo el del mellotron o el de órganos eclesiásticos a la manera de Emerson, Lake and Palmer como en “Moon Above, Sun Below” o “Faith in Others”. Hay momentos acústicos como “Elysian Bots”; otros guitarreros como “Eternal Rains Bill Some”. Y también hay heavy-metal turbador y profundo. En suma, rock progresivo.

Sello: Roadrunner. Precio: 12. Discografía: “Damnation”, “Heritage”, Ghost Reveries”. Influidos por: King Crimson, Jethro Tull, Wishbone Ash. Influyen en: Anathema, Arch Enemy, Porcupine Tree.

Arc Iris: Extraña belleza

-Debut, variado y precioso, de una ex Low Anthem.

El nuevo proyecto de Jocie Adams, la multiinstrumentista que dirigía Low Anthem en los mejores momentos del grupo, se llama Arc Iris. Y, desde luego, ha acertado en el nombre elegido. La variedad de estilos y la preciosidad de las canciones que lo conforman se merece la denominación. Ha logrado un debut, además de variado,  inquietante. Lo suficiente como para que sea extrañamente bello.

La bossa nova de inicio, cálida y animosa, se interrumpe inesperadamente y se transforma en rock convulso a la Talking Heads. Otras veces improvisa con gusto o  permite que algunas de sus baladas más deleitosas se prolonguen, como pasa con “Whiskey Man”, “Canadian Cowboy” o “Might I Deserve to Have a Dream”

Jocie Adams toca cello, violín, contrabajo y trompeta, entre otros muchos instrumentos Y lo que es más importante, lo hace con una sensibilidad que emociona sin límites. Pero, ojo, cuando cree que puede embelesar en demasía, provoca cortes de tráfico del sonido y obliga a redoblar la atención de un disco difícil pero muy hermoso.

Sello: Bella Union. Precio: 16.