De 2015 a 1984: el eterno retorno de El Zurdo

16/01/2015

Daniel Serrano. Que un cosa tan naif como Kaka de Luxe y su Pero qué público más tonto tengo colase como punk en la España de los años 80 dice mucho de la bendita candidez de este país en aquellos lejanísimos días.

La distancia entre las chorraditas de la ya entonces divina Alaska y, por ejemplo, The Clash y su monumental London Calling resulta tan interestelar que no hay agujero negro que valga para llegar de un lado a otro.

Claro que dirá el hipster de turno que se trataba de punk al estilo Ramones y blablablá.

Bueno, aceptemos pulpo como animal de compañía y, además, admitamos que Alaska se redimió mediante su conversión al marxismo en La bola de cristal aunque luego deviniese en musa gay de don Jiménez Losantos ni más ni menos.

Da igual, Alaska es la última superviviente de una Movida que estuvo llena de promesas incumplidas.

Como es (promesa incumplida y superviviente) el caso de Fernando Márquez, El Zurdo, un maldito que supongo está encantado de serlo pero no lo creo, al final todo el mundo prefiere disfrutar el malditismo al estilo del Bukowski de los últimos días, forrado de pasta y con jóvenes universitarias deseosas de ocupar tu cama.

Sea como sea, el otro día encontré un texto recuperado de Fernando Márquez, escrito allá por 1984, cuando la profecía, y que se titula Música moderna y que resulta una crónica de la nueva ola (o sea, lo que posteriormente se denominó Movida) con el enorme atractivo de haber sido elaborada en el preciso instante en que todo ocurría.

Un ejercicio de periodismo musical de primer orden, repleto de cotilleos (noviazgos, rupturas, peleas, robos de guitarras…) y de certeros análisis estilísticos y también con un montón de críticas arbitrarias y, sobre todo, con una ingenua falta de perspectiva que, tantos años después, sorprende. O no tanto.

Me refiero a que Fernando Márquez despacha a Nacha Pop y a Antonio Vega y a Los Secretos con la condescendencia de quien ni se huele que serán ellos los que, al final, se llevarán la gloria.

No se puede acertar siempre.

De hecho, la gracia de El Zurdo es que no acierta nunca. Primero estuvo en Falange y luego en Herri Batasuna. Siempre a destiempo.

Y aclaremos que El Zurdo es uno de los grandes talentos del pop en español: no por Kaka de Luxe pero sí como autor de Para ti, himno indestructible, y por sus discos de La Mode, más modernos hoy día que el 90% de lo que programa Julio Ruiz en Radio 3.

Música moderna es un libro para muy cafeteros del pop y su ya prehistoria y a ver qué dice Diego Manrique (el cual también sale en sus páginas –y que ya dijo algo en su momento-).

No está mal como recordatorio del pasado poco amable de algunos personajes, veáse Miguel Ángel Arenas, alias Capi, descubridor de Los Pecos y Alejandro Sanz, y en la época de la Movida, según cuenta El Zurdo, llevando a grupos a locales aquí y allá sin pagarles un clavel en una era glacial en la que (oh, prodigio) a los músicos se les pagaba por actuar, fuesen famosos o no. Un visionario. Ese sí triunfó.

Otros que aparecen por aquí son los hermanos Auseron, Santiago tan guapo y recién llegado de la Sorbona, y Jorge Berlanga y todo el Gotha de aquella modernidad perdida.

Y aunque haya sonado algo borde al principio (mea culpa) tendré que confesar que leyendo estas páginas se sume uno en la envidia, en la melancolía por no haber vivido unos tiempos tan intensos, tiempos que sí fueron buenos para la lírica, apenas flor de una noche, todo ello antes de que Russian Red provocase el exilio a Alemania de un jugador del Real Madrid.

Pero aquella explosión incontrolada, aquel momento en el que todo parecía posible, ah, esos días de vino y rosas que (ay) no volverán.

Bueno, lean Música moderna si les interesa conocer la Movida desde dentro.

Y, además, El Zurdo siempre ha escrito muy (pero que muy) bien. He aquí la prueba. Ya podía animarse a publicar unas memorias o similar.

Música moderna. Fernando Márquez, El Zurdo. Libros Walden/La Fonoteca. 155 páginas.

 

 

 

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