Son los gráficos del Popular y de Bankinter y en ellos se puede apreciar con claridad cómo no es que hayan experimentado una bajada. Se han precipitado. Toda la banca mediana española ha acusado fuertes caídas que, sin embargo, no se han producido en los dos grandes. BBVA y Santander.

El primero se ha visto favorecido por la venta de parte de su participación en CITIC y el segundo ya cayó bastante con su macroampliación de capital por sorpresa y aún se está sobreponiendo, pero a buen seguro que hubieran sido «carne de cañón» en esta jornada en la que la banca mediana española ha sido objeto de un ataque en toda regla.

No es que el resto del sector bancario europeo haya sido el gran protagonista de la jornada, con la mayor parte de las entidades con modestísimas subidas o bajadas apreciables, pero es que en la banca mediana española se han ensañado.

Cuentan los analistas que un vez despejado el horizonte de la QE, ahora queda por despejar el horizonte griego y que el sector financiero es el que más se juega en las elecciones del domingo. Pero tampoco tiene demasiada lógica cuando el índice de la Bolsa griega ha subido más del 6%. ¿Hay riesgos para unos y no para otros?

Aún trato de encontrar una razón que justifique que los bancos medianos españoles sean los más afectados por esto, pero ya se sabe que cuando la cosa se pone así mejor no intentar razonar demasiado porque no suele haber explicaciones más allá de que la caída hizo saltar los stops y que el proceso se alimentó él solito, pero sigue sin convencerme demasiado.

Tampoco es que a las constructoras les fuera mucho mejor y si no carburan bancos ni constructoras el Ibex poco puede avanzar, incluso si Telefónica tira como una loca y los cuatro valores más capitalizados terminan en positivo. Y si no, comparen.

Al cierre, el Dax avanzó un 2,05%, el FTSE un 0,53%, el CAC un 1,93% y el Ibex un 0,67%.