Para Lorenzo Bernaldo de Quirós, economista y politólogo, el partido de Pablo Iglesias está formado por «bolcheviques del siglo XXI que no quieren reformar el sistema, sino destruir la democracia liberal», ya que, en su opinión, “las ideas de Podemos conducen a fórmulas como el totalitarismo bananero de Chávez». Por eso cree que «para votar a Podemos hay que ser muy idiota o estar muy desesperado», ya que se trata de un partido resultado de «una mezcla entre alabar los más bajos instintos de los ciudadanos y el resentimiento».

El presidente de la consultora Freemarket Internacional y Académico del Cato Institute, “think tank” que defiende los principios de la libertad individual, la limitación del Estado, los mercados libres y la paz, opina que la derecha española»está sucumbiendo a la tendencia de convertirse en el taller de reparaciones de la socialdemocracia». En declaraciones al programa “Converses”, de Cope Cataluña y Andorra con motivo de la publicación de su libro “Por una derecha liberal” (Deusto), considera que después de una mayoría absoluta, «el PP ha sido tímido» porque ha pensado que «este país era de izquierdas». Por eso Bernaldo de Quirós argumenta que «había que haberle exigido más» a los populares.

El también director de la Fundación Internacional para la Libertad, presidida por Mario Vargas Llosa, sostiene que la derecha del futuro debe ser «liberal», por eso rechaza posiciones centristas, ya que considera que el centrismo «no es una ideología» sino un «talante», consistente en «no insultar al adversario», lo que resulta «insuficiente para gobernar un país».

En opinión de este politólogo, “la derecha española debe alejarse del conservadurismo y acercarse al liberalismo si desea ser protagonista de las próximas décadas”. Pero en el Gobierno del PP no ve a muchos liberales, a excepción del ministro de Economía, Luis de Guindos, mientras sostiene que el ex ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, «nunca fue un liberal» sino que «siempre ha sido un falangista» ya que, «daba aspectos de progresismo liberal típicos de» la falange». En cuanto al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo considera “un socialdemócrata” porque ha aumentado los impuestos en vez de reducirlos y no ha abordado la reforma de las administraciones.
En cuanto al «tema catalán», Bernaldo de Quirós subraya que «rodear de sentimientos el conflicto no es sólo responsabilidad de Cataluña», sino también de una España que «percibe cualquier movimiento en Cataluña como un ejercicio de separatismo». Dos elementos que, en su opinión, se retroalimentan entre sí, ya que «es muy difícil de abandonar estas tendencias cuando se acercan procesos electorales, ya que si Madrid realiza concesiones supondría para muchos una prueba de debilitamiento y lo mismo le ocurre a la Generalitat». En conclusión, descarta un acuerdo sensato entre la Gobierno catalán y el central. Igual de pesimista se muestra al constatar que el gran error de partidos como el PP es pensar que España es un país de izquierdas, y que los ciudadanos no querrán aceptar una profunda modernización, que para él sólo puede pasar por el liberalismo.

Y en esa asignatura pendiente de aligerar el peso del Estado, para que 14,5 millones de españoles no mantengan a 16,5 millones, identifica un problema de gran envergadura. En su opinión, «Andalucía es el gran lastre que impide la reforma en España, porque impide una gran modernización, teniendo en cuenta que aporta, nada menos que 60 diputados en el Congreso». Para este economista, el Estado autonómico, con la apuesta «errónea» del café para todos, «ha consolidado unas estructuras clientelares que los dos grandes partidos alimentan y que impiden los cambios, y, especialmente en la comunidad más grande, que es Andalucía, y que se ha convertido en el único reducto de uno de esos partidos, el PSOE».

El politólogo y economista, pronostica un crecimiento del 3 por ciento de la economía española para el próximo año, y en cuanto al futuro de Grecia, cree que “nunca debió entrar en el euro”, ya que considera que “es un país turco de los malos». Por ello defiende»  la salida de Grecia del euro, aunque reconoce ser consciente de que no se llegará a esta situación.