Que un problema no salga cada día en la prensa no significa que se haya resuelto. Cuando parecía que Mariano Rajoy celebraba que la fiebre secesionista había bajado en Catalunya, CiU y ERC la han vuelto a poner en el mapa y ello parece que ha sorprendido a algunos que pretenden que esta aspiración sea un invento del tándem Mas-Junqueras y se olvidan que centenares de miles de catalanes tienen como objetivo este norte y una proporción no menor se siente más que incómoda –cuando no agraviada- con la actual relación con el Estado.

Pese a las afirmaciones más o menos gratuitas de la realidad catalana, lo único constatable es que más de dos millones de personas salieron a la calle para votar desafiando la legalidad vigente. Algunos frivolizaron aquella consulta calificándola de “fracaso” para de esta manera esquivar el problema de fondo, después se felicitaron por las divisiones internas de los dirigentes entre las diferentes fuerzas que propugnan un futuro diferente y dieron por superado el problema. Hubo quien interpretó que la irrupción en el mapa político de Podemos era la medicina para superar el conflicto.

Sin embargo hay muchos millones de catalanes que siguen aspirando a volar solos y la inacción de los responsables políticos estatales para tratar de buscar vías para reconducir la situación no hacen si no acentuar el conflicto llevándolo hacia una pendiente que –si nadie lo remedia-  parece abocado a la ruptura. La afirmación que la mayoría de los catalanes están contra este proceso como mínimo parece gratuita. Los únicos datos que permiten evaluar la situación son los actos que han convocado los unionistas y que apenas han congregado unos miles de asistentes.

La política del “ya se les pasará” con la que afronta el conflicto el gobierno central no parece dar resultados, el proceso continúa y lo hace con largos plazos para dar tiempo a la negociación, pero hay quien prefiere mirarlo desde la barrera mientras van tomando medidas que no hacen sino incrementar el memorial de agravios de los catalanes respecto al gobierno central.