La burla del pacto salarial

17/04/2015

Maite Vázquez del Río.

Ya hemos superado el ecuador del mes de abril y patronal y sindicatos siguen sin ponerse de acuerdo en el pacto salarial que afectará a los salarios de los trabajadores entre 2015 y 2017. ¿Qué está pasando? Por lo menos van con cinco meses de retraso y no hay forma de ponerles de acuerdo.

A principios de esta semana volvieron a verse las caras los líderes de las patronales (CEOE y Cepyme) y de los sindicatos (CCOO y UGT) para ver si podían juntar algunas piezas del rompecabezas en que se ha convertido este pacto. Pero no fue posible. Sólo una llamada in extremis de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, impuso la cordura para obligarles a seguir negociando, porque la ruptura era total.

Mucho está cambiando el diálogo social. La crisis y, sobre todo, la reforma laboral, ha provocado el divorcio de los agentes sociales, que en otras épocas no muy lejanas era la envidia de otros países y la tranquilidad de los sucesivos gobiernos en España. En aquellos tiempos, empresarios y sindicatos comenzaban la negociación uno o dos meses antes de que finalizara el año. Más que nada para que las empresas pudieran saber por adelantado cuánta masa salarial deberían tener para atender a los sueldos de sus empleados, y confeccionar sus estrategidas sobre inversión y demás actividades. Y así enero se convirtió en la fecha tope y la sede del CES (Consejo Económico y Social) en el lugar idóneo donde plasmar la firma del acuerdo.

Pero la reforma laboral ha dejado hecho trizas el diálogo social. Ha habido demasiados decretos ley por parte del Gobierno. Y la crisis ha destruído empleo y rebajado sueldos. Además la inflación lleva meses en negativo y los empresarios quieren moderación salarial, entendida como que los salarios no se conviertan en una presión para las empresas que comienzan a salir del pozo. Lo sucedido en las Administraciones Públicos, la congelación salarial, es para ellos el ejemplo a seguir, y como mucho están dispuestos a ceder unas décimas. Pero los sindicatos recuerdan cuáles han sido los sacrificios de los trabajadores. Ya no hay mileuristas, sino que los salarios más bajos se han recortado más de un 24% durante la crisis. Y los sueldos que han sobrevivido han ido perdiendo también poder adquisitvo. Por eso reclaman empezar a recuperar ese poder adquisitivo con una subida de siete décimas. Les dividen unas décimas.

Dado que la recuperación parece estabilizarse y según todas las previsiones nacionales e internacional seguirá al alza, los sindicatos aprovechan para recordar algo de teoría económica: si los salarios suben, subirá el consumo. Pero los empresarios no quieren perder la oportunidad de comenzar a ver beneficios, que ellos también llevan años atravesando el Rubicón y son los que más arriesgan.

Entre unas miras y otras, el Gobierno considera vital mostrar a sus socios europeos que en España vuelve a funcionar el diálogo social, y que nuestro país cuenta con un pacto salarial que ofrecerá estabilidad en los tres próximos años (aunque se ha perdido ya medio año). De ahí que Báñez no quiera saber nada de bloqueos o rupturas de la negociación. Esas dos palabras no existen. Lo único que quiere es un pacto a toda costa, aunque sea una burla para los trabajadores y también para los empresarios.

 

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