Rato y la repera patatera

21/04/2015

Luis Díez.

Por muy impresionante que nos parezca el hecho de que 197.000 contribuyentes hayan declarado poseer bienes y cuentas fuera de España, en 200 países, por valor de 124.500 millones de euros, y que 27.576 de esos contribuyentes se hayan retratado en el primer trimestre de este año, con unos bienes y derechos en el extranjero por valor de 14.500 millones de euros, no era esto lo que los portavoces de los grupos parlamentarios de la oposición esperaban de la comparecencia del director general de la Agencia Tributaria, Santiago Menénez Menéndez, sino una aclaración sobre el «caso Rato». Vaya por delante que el saber no ocupa lugar y que los datos que aportó Menéndez sobre el hecho de que más de 200 patriotas posean 20.000 millones en cuentas y activos financieros en Suiza, 4.000 millones en Andorra y 260 millones en Gibraltar, confirma lo poco que les gusta pagar impuestos y, también que, según dijo el socialista Pedro Saura, el Gobierno podía haber aplicado el modelo 720 sin la «injusta e indecente» amnistía fiscal de 2012.

Es probable que los datos de la Agencia Tributaria sobre los morosos y defraudadores sean «la repera, la repera patatera», como dijo Menéndez en respuesta al portavoz de la Izquierda Plural, Joan Coscubiela, y que muchos deudores al fisco se hayan beneficiado de la amnistía fiscal de 2012, pero tampoco era eso lo que esperaba la oposición de una comparecencia parlamentaria que había generado una espectación extraordinaria. Se suponía que Menéndez acudía en lugar del ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristobal Montoro, a informar sobre los beneficios fiscales al que fuera vicepresdiente económico del Gobierno con José María Aznar, director gerente del FMI y presidente de Bankia, y a confirmar si su «regularización» está siendo investigada por presunto delito de blanqueo de dinero ilícito y delictivo. Pero en vez de eso, Menéndez se dedicó a hablar de la eficacia de la Agencia Tributaria, aportó algunos datos ciertamente relevantes e incluso espectaculares en una lucha contra el fraude fiscal, con un aporte de 37.674 millones de euros a las arcas públicas desde 2012, y, en último extremo se defendió diciendo que él no dirigía la Agencia cuando el Gobierno de Mariano Rajoy promulgó la amnistía. Cierto, la dirigía, curiosamente, la exjefa de Gabinete de Rodrigo Rato, Beatriz Viana, quien tuvo que dimitir tras el fisasco de los bienes falsos de la infanta Cristina para intoxicar al juez Castro, y fue inmediatamente colocada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Menéndez se escudó una y otra vez en la confidencialidad de los datos fiscales para proteger a Rato. Recurrió una y otra vez a la neutralidad de la Agencia Tributaria en el trato a las personas, con independencia de los apellidos y estatus social y político. Glosó la labor de los funcionarios, su extraordinario esfuerzo y valía. Se colocó medallas equiparando la eficacia de la Agencia con la del sistema fiscal danés. Y, sobre todo, intentó confundir a los parlamentarios y a los ciudadanos utilizando el patrimonio y las cuentas declaradas en el extranjero como si fueran causa y efecto de la amnistía fiscal cuando en realidad se deben al cambio normativo que obliga a declarar, sin que esto quiera decir que deban pagar impuestos en España. Todo sirivió a Menéndez para proteger a Rato y reafirmar la negativa a publicar los nombres de los 30.000 beneficiados por la amnistía o, al menos, los de los 715 –diez más sobre los 705 de hace dos meses– que están siendo investigados por indicios de blanqueo. ¿Es Rato uno de ellos?, le preguntaron. «Sé que hay muchas espectativas, pero no puedo referirme a ninguno de ellos en concreto», respondió.

La sospecha de que la amnistía fiscal fue diseñada para «los amigos del PP, algunos dirigentes del partido y para delincuentes», según las palabras del portavoz del PSOE, Saura, quedó reforzada por la función de Menénendez de «cortafuegos» político de Montoro, quien si compareció y se explayó a gusto en el «caso Pujol», pero ha preferido esconderse ahora ante el nuevo escándalo nacional e internacional del amigo Rato. Por si fuera poco, el PP empleó su mayoría absoluta para rechazar en la Mesa y en la Junta de Portavoces las peticiones de comparecencia del presidente Mariano Rajoy y de creación de una comisión de investigación sobre la materia. Nada de eso quita que más adelante, en junio, la nueva Ley General Tributaria permita publicar la lista de los morosos a Hacienda y eso si que será «la repera patatera».

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