Cerca de la mitad de las personas afectadas por un ERE hasta marzo trabajaban en la industria. Y eso a pesar de que ese sector solo emplea al 16% de los españoles. La proporción, lejos de ser nueva, ilustra bien algunos rasgos que caracterizan la composición del mercado de trabajo en España.

El número de afectados por un expediente de regulación de empleo (ERE) cayó hasta marzo a 27.000 personas en números redondos, un 49% menos que hace un año en las mismas fechas. Los 12.650 trabajadores industriales afectados por uno de estos expedientes –el 45,8% del total– superan a los 11.185 pertenecientes al sector servicios, donde trabajan cada vez más personas en España, hasta superar las tres cuartas partes del total.

La utilización por la industria de alguna de las figuras previstas en estos expedientes de regulación viene de lejos. No en vano, en 2009, casi ocho de cada diez trabajadores afectados por ERE eran del sector industrial. Un porcentaje que se ha ido rebajando paulatinamente desde entonces hasta el 48,3% registrado en 2014.

Suspensiones de contrato frente a reducciones de jornada

El uso de los ERE tiene una arraigada tradición en el sector industrial. La fuerte presencia de los sindicatos en este sector facilita la negociación. Además presenta otras peculiaridades respecto a otras ramas, y concretamente en relación con los servicios, según reflejan las estadísticas del ministerio de Empleo.

Solo un 14,7% de los afectados por ERE en el sector industrial corresponden a despidos, muy debajo de la tasa de despidos registrada en el sector servicios, que asciende al 26,6% del total. En la Tradicionalmente el empleo industrial se considera de mayor calidad, está mejor retribuido y requiere de los trabajadores una mayor formación; por lo que las empresas industriales se esfuerzan por conservar a sus trabajadores, evitando tener invertir en formar a las nuevas incorporaciones.

La industria además en más proclive a utilizar la suspensión de contrato. De hecho un 71,6% del total de afectados por ERE se vieron inmersos en una de estas suspensiones temporales de contrato. En los servicios en cambio, la suspensión de contrato apenas afectó al 45,9% del total de trabajadores inmersos en un ERE.

La razón podría encontrarse en la propia naturaleza del proceso productivo de la industria. A las empresas industriales les resulta más rentable mandar a casa a los trabajadores por una temporada e interrumpir completamente la producción, en lugar de reducir jornadas.

En cambio las reducciones de jornada – la tercera herramienta prevista en los ERE – se utilizan más frecuentemente en el sector servicios. Un 27,6% de los trabajadores afectados por un ERE del sector servicios sufrió reducción de jornada, frente al 13,7% de la industria.

Con estas reducciones de horario, las empresas de servicios que atraviesan dificultades pueden moderar sus costes y adaptar su estructura productiva a la carga de trabajo.

En conjunto más de la mitad de los 27.000 afectados por ERE lo fueron por causas de tipo económico aducidas por sus empresas. En cuanto a la distribución territorial, Madrid, Castilla y León y País Vasco fueron las regiones con mayor número de afectados.