Es bien conocido que uno de los lugares más hermosos del mundo para perderse en primavera es la capital andaluza. Pero además de rincones que embrujan la ciudad destaca por disponer de una fabulosa oferta gastronómica para todos los gustos y para cualquier tipo de bolsillo.

Egaña.  Comenzamos por la alta cocina. Situado en pleno corazón de Sevilla, a tan solo unos metros de la catedral, es el nuevo santuario gastronómico de José Mari Egaña con su cocina de siempre: una explosión de sabor, color y texturas. La carta de tapas, pinchos y raciones es extensa, variada y a precios razonables. No hay que dejar de probar el salmorejo con centollo y las brochetas de pulpo con vieras y panceta. También destacan  las tapas dulces elaboradas por Manu Jara. Y con el buen tiempo en pleno apogeo qué mejor que disfrutar de placeres gastronómicos entre naranjos y con vistas a la Giralda en su terraza.

Abades. Posiblemente el restaurante con las mejores panorámicas de la ciudad; con el Guadalquivir a sus pies el Abades Triana se encuentra en la calle Betis. Sus grandiosos ventanales del salón principal lo convierten en el enclave perfecto para contemplar la Torre del Oro, la Giralda y la Maestranza con una buena copa de vino en la mano (espacialmente de noche, con la ciudad iluminada). Muy rico el rape con gazpachuelo, la degustación de atún del Mediterráneo y la lasaña de pulpo con manzana. También cuentan con carta de caviar y música en directo.

Oriza. Otro clásico sevillano ubicado junto a los jardines de Murillo y a un paso de la plaza de España. Es ideal para una cena en buena compañía en el comedor principal ya que guarda la estructura del invernadero de una mansión de 1929, con aires de antigua estación francesa. Muy recomendable la ensalada de láminas de bacalao, gajos de naranja, tapenade de aceitunas negras y mahonesa de piñones y el lomo de cordero confitado a baja temperatura en su jugo. También dispone de una zona de tapeo a buenos precios y de terraza.

Becerrita. En la calle Recaredo encontramos este típico local, frecuentado tanto por visitantes como por sevillanos, que combina con acierto el ambiente clásico con los toques andaluces.  El restaurante cuenta con varios salones y numerosos reservados en los que degustar sabrosas tapas, especialidades regionales y buenas carnes y pescados. También cuenta con una completa bodega y ofrece una interesante carta de repostería y postres caseros.

Burladero. En los bajos del Gran Meliá Colón y recreando un ambiente taurino (los guiños al mundo de toreo son constantes: capotes, chaquetillas, los propios burladeros…) se puede disfrutar de los uno de los mejores tapeos de Sevilla. Todo está rico, a buen precio y además sirven en tiempo récord. A destacar el delicioso pulpo sobre puré de patata, la ensaladilla rusa con gambas de Huelva, el adobo, el salpicón de bogavante o los chipirones.

Terraza Ena.  Una manera de sumergirse en el exquisito ambiente del hotel Alfonso XIII sin que el bolsillo se resienta en exceso. La cocina la dirige el chef catalán Carles Abellán que ofrece una carta de platos y tapeo que fusiona la gastronomía andaluza y catalana. Los platos son correctos -destaca el arroz a la barcelonesa-,  las tapas muy bien elaboradas aunque las cantidades son escasas. Lo mejor es la ubicación y la posibilidad de tomarte unos cócteles, vinos o cavas en una localización fabulosa.  Puedes elegir entre la terraza, un comedor interior y la sala de chimenea.

Corral del Agua. Otro de los restaurantes más populares de la ciudad que ocupa un enclave de obligada visita: pleno centro del barrio de Santa Cruz. Se ubica en una casa tradicional con jardín de arquitectura popular del siglo XVII. La rica gastronomía de Andalucía, la frondosa vegetación y la hermosa arquitectura sevillana se dan la mano en este lugar. Su carta ofrece platos típicos como el ajo blanco, los flamenquines, el rabo de toro o los huevos a la flamenca para ser degustados en un atmosfera romántica y en la que tuvo lugar una escena de la ópera Carmen.

Robles. Desde 1954 Robles es uno de los grandes exponentes de la cocina sevillana y andaluza. Siempre promocionó los sabores autóctonos rescatando las recetas populares. Ahora cuenta con diversos establecimientos: Casa Robles que ofrece alta gastronomía, Laredo con su terraza en la magnífica plaza de San Francisco, Placentines para comer de tapas y raciones en una bodega sevillana y Aljarafe para grandes celebraciones.      

Eslava. Nos encontramos ante uno de los míticos sevillanos que no hay que dejar de conocer. Las tapas están todas deliciosas aunque suele ser un local que se encuentra siempre a rebosar tanto por lugareños como por visitantes. Eslava mezcla con acierto la cocina tradicional con la creativa. Todo está muy rico pero se pueden destacar las costillas a la miel y los frutos del mar: ortiguillas, navajas, salmonetes, coquinas, mejillones, caballa…