Consecuencias económicas del terremoto de Japón

21/03/2011

diarioabierto.es.

En los últimos días, un suceso copa todos los medios de comunicación, el terremoto de Japón, y, aunque por delante de cualquier otra consideración está el drama humano, no hay que olvidar por otro lado las repercusiones económicas que una catástrofe de estas dimensiones conlleva. Hemos tenido la desgracia de asistir al peor terremoto vivido desde el de Kobe en 1995 y, en palabras de su Primer Ministro, estamos ante la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

Mucho se ha comparado este terremoto con el de Kobe, pero el tsunami le ha dado al actual unos tintes más duros, y las labores de reconstrucción se traducirán en ingentes gastos económicos. Para terminar de complicar la situación, los ojos del mundo están ahora puestos en la crisis nuclear de Fukushima, que parece seguir fuera de control; a pesar de los mensajes de la OMS y del Gobierno nipón, la incertidumbre y el miedo están instalado en el corazón de los ciudadanos, y EE UU ha pedido a aquellos que vivan a menos de 80 kilómetros de la central que abandonen la zona o permanezcan en sus casas.

Si nos ceñimos a las consecuencias económicas, aun sigue siendo pronto para valorar con exactitud el impacto final. Se está cifrando en un 2% la pérdida de PIB para Japón en el siguiente trimestre (primavera), aunque posiblemente esta pérdida podría verse compensada por el gasto de reconstrucción de la segunda mitad de 2011 y en el 2012. Una de las incertidumbres se centra en qué pasará con las casas particulares, ya que en Japón muchas viviendas no están cubiertas por un seguro, por lo que se necesitaría una gran ayuda pública en este aspecto. En un país con un ratio de deuda sobre el PIB y un déficit presupuestario tan abultados, un crecimiento desmesurado del endeudamiento no es fácil de gestionar. Japón hace frente este año a fuertes vencimientos de deuda, y el crecimiento de la misma puede situar al país en un punto muy delicado, que puede llegar a hacerse insostenible si aumenta el tipo de interés de los bonos.

En este sentido, para evitar esto último hemos visto cómo las fuertes inyecciones de liquidez del Banco de Japón están contribuyendo a mantener el rendimiento de los bonos bajo control. Parece claro que el Banco de Japón va a hacer todo lo necesario para mantener la economía estable.

En cuanto al resto del mundo, el impacto de la catástrofe debería ser moderado. Japón no es un gran mercado de importación, y de hecho para algunas regiones las exportaciones hacia Japón no suponen un gran peso en sus cuentas.

Solo nos queda cruzar los dedos y volver a confiar en la gran capacidad de recuperación de Japón. Si en el caso de Kobe se estimaron 10 años para la recuperación total y el país nos sorprendió con una recuperación de la capacidad productiva en un 98% en tan solo 15 meses, nada nos impide que volvamos a soñar con el milagro.

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