El Congreso ha aprobado los Presupuestos Generales del Estado para 2016 sin que figure una partida de 14,6 millones destinada a financiar distintas instalaciones de los Juegos Mediterráneos de Tarragona 2017. No obstante, el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, ha anunciado este jueves en Tarragona ante los alcaldes de las poblaciones subsedes de los Juegos, que el Gobierno colaborará con la organización de la competición mediterránea en la búsqueda de la financiación, abundando en la línea de las exenciones fiscales, unos beneficios de los que ya goza Tarragona 2017.

La visita de Cardenal a Tarragona se ha producido después de que en las últimas semanas el alcalde de Tarragona, el socialista José Félix Ballesteros, criticara que el Estado diga que no tiene obligaciones económicas con los juegos del 2017. Cardelan ha visitado Tarragona para explicar a todos los alcaldes la postura del CSD, así como analizar todas las necesidades que puedan tener los Juegos Mediterráneos en sus diferentes sedes. Así mismo, está previsto sentar las bases para la firma de un tercer convenio, que esta vez sí, concrete las aportaciones del Gobierno de España.

Este compromiso es vital para la organización de las competiciones de Tarragona del 2017, puesto que en la localidad italiana de Pescara se va a celebrar esta semana una reunión del Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos, donde la candidatura tiene que dar cuenta del estado del proyecto en sus distintas áreas: deportiva, operaciones, servicios, infraestructuras, inversiones, entre otros.

Tarragona acogerá en 2017 los XVIII Juegos Mediterráneos para demostrar al mundo, pese al revés de la candidatura de Madrid 2020, que España es un país fiable y excepcional organizador de eventos internacionales. El alcalde tarraconense, José Félix Ballesteros, es un claro defensor de la oportunidad de los Juegos para fortalecer los lazos de Cataluña con el resto de España, debilitados últimamente por el debate independentista.

Si las citas olímpicas son una oportunidad para las grandes ciudades que las acogen, los Mediterráneos de Tarragona que se celebrarán en 2017 también van a suponer un espaldarazo para la segunda área económica de Cataluña. Su alcalde y presidente del comité organizador, subraya la idea de que «la concordia entre todas las instituciones del Estado es una garantía de éxito» para una cita internacional hasta ahora considerada menor. Sin embargo, asegura, Tarragona batirá las marcas de deportes más disputados, con 28 federaciones representadas, y la participación de todos los países europeos, africanos y asiáticos bañados por el Mare Nostrum, lo que supondrá la presencia de Israel y Palestina. Un extremo que Ballesteros reconoce que no será nada fácil de lograr, pero que por su carácter histórico «vale la pena intentarlo».

Motor de crecimiento

Que los romanos situaran en Tarragona la capital hispánica de su imperio no fue casualidad. Apreciada por su agradable clima de 17 grados de media anual y situada en el cruce del Mediterráneo y del Valle del Ebro —a sólo dos horas en AVE de Madrid—, la ciudad cuenta con algo más de 134.000 habitantes, que ascienden a medio millón en un radio de 30 kilómetros.

Los XV Juegos Mediterráneos, organizados por Almería en 2005 y que recibieron el apoyo gubernamental con 40 millones de euros de aportación, fueron un motor de transformación para la ciudad andaluza. Tarragona también quiere aprovechar la oportunidad del 2017 para convertirse en un escaparate de ciudad de tamaño medio inteligente y sostenible, gracias, entre otras razones, a las ventajas fiscales que comportará la declaración del evento de interés público excepcional. Supone, además, una desgravación del 90% sobre la aportación que realicen las empresas.

El comité organizador estima que los Juegos Mediterráneos tendrán un impacto de 900 millones de euros en la actividad económica de la provincia de Tarragona. Además de 230 millones más en el resto de España, con una generación de 11.500 nuevos empleos en construcción y turismo. A ello hay que unir la novedosa iniciativa de formación de los voluntarios olímpicos, a través del Servicio de Empleo, en idiomas, conducción, primeros auxilios o seguridad, para poder desempeñar su función y además mejorar su currículum.

Pero los Juegos Mediterráneos de Tarragona también servirán, a juicio de Ballesteros, «para establecer puentes entre Cataluña y el resto de España, porque la relación no atraviesa por un buen momento», reconoce el alcalde de la única circunscripción catalana donde no ha aumentado la fiebre independentista.

La organización de Tarragona planea un presupuesto austero de unos 87 millones de euros, gracias a que el 78% de las instalaciones están ya construidas. La remodelación de algunas, como la plaza de toros, y el acondicionamiento de las distintas sedes van a cargo de la Diputación provincial (12 millones), mientras que el grueso de la inversión, unos 50 millones, se destinará a las tres grandes obras: la modernización del estadio de atletismo, que ejecutará el ayuntamiento; la construcción de un nuevo pabellón polideportivo, que sufragará la Generalitat; y una piscina cubierta cuyo coste de 20 millones correrá a cargo del Gobierno central. Siempre nos quedará la milenaria Tarraco.