¿Cuánto vale El Corte Inglés?

28/08/2015

José Luis Cayuela Zayas.

Antonio Machado, ya lo dijo, “solamente los necios confunden valor y precio”. En estas ​últimas ​tardes veraniegas, uno se dedica a mirar de forma relajada temas que durante el resto del año los compromisos no nos dejan ver. Leo en la prensa: conflicto entre los accionistas de El Corte Inglés. Discuten la valoración y la entrada de un nuevo príncipe en el palacio de las princesas.

Y yo me pregunto: ¿cómo valorar una sociedad como El Corte Inglés? Desde el punto de vista financiero, nos lo complica el contexto y la necesidad de incorporar capital para reestructurar deuda o cubrir pérdida de márgenes​ (¿sólo por la crisis?​) … ¡ojo! ¿hacia dónde va ese barco? ¿cuál es el precio o contraprestación que va a exigir el nuevo príncipe?

Desde el punto de vista del modelo de negocio, hay muchos puntos por responder: ¿cuál es “su” producto?, ¿dónde está su diferenciación y su propuesta de valor​?, ¿es posible seguir sin pensar en el concepto globalización?, ¿realmente es posible la supervivencia a largo plazo en base a políticas agresivas de negociación con empleados o con proveedores?.En su deambular estratégico se encuentra en​
tierra de nadie, que también es otro punto clave para la valoración del negocio en relación a una visión de su futuro.

Y, en esta rápida reflexión, desde el punto de vista de lo que piensa y percibe el ​
cliente es donde surge la mayor incógnita en el valor de la compañía. Un modelo estancado en los ​ochenta​ (la misma tarjeta, la misma correspondencia, los mismos papeleos administrativos, todo igual… ) conviviendo con un universo de iniciativas innovadoras​por parte de sus competidores ​en la relación con el cliente en tiempos del social media y del big data. No vamos a hablar de la distribución con drones de Amazon, ni las campañas de​los chinos de ​Alibabá, ni la innovación silenciosa de​los japoneses de ​Rakuten, ni el disruptivo avance de Spotify,​ o el nuevo escenario de medios de pago o de nuevos conceptos de pago como el dinero digital en la red (¿bitcoins o corticoles?). Y más​ aún,​¿cómo podemos hacer un benchmark para ver qué impacto tendría esto en la valoración de su capital​?​

​P​or último, ¿cómo​ puede ​afecta​r el modelo de gobierno y de propiedad a una propuesta de valoración? Guerra de primos, si; pero, ¿cómo calcular una prima de emisión?. Solo el camino hacia​ la cotización en​ mercados primarios podría añadir elementos de referencia para una valoración más transparente, en un contexto de mejores prácticas de gobierno corporativo. En fin, difícil tarea. Valorar un negocio con dudas de liderazgo, falta de posicionamiento global, procesos lejanos a los estándares digitales, o gestión del cliente sobre plataformas de hace treinta años… ¿qué pensarán los príncipes?

Se me acaban las vacaciones, tendré que dejar la valoración financiera del negocio para otras vacaciones, aunque de momento seguiré viendo a El Corte Inglés como ese primer gran anunciador de las estaciones…aunque​ con esto del calentamiento global, cada día esa labor, también es más difícil. Tarea de primas y de príncipes.

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