Dicen los buenos actores y actrices que la mejor manera de actuar es meterse dentro del personaje. Los grandes, además, son capaces de darle credibilidad. Qué difícil se hace cuando, sin ser un profesional de la actuación, lo que se defiende no son las verdaderas razones. Que éstas no son confesables. Y que, finalmente, la única manera de obtenerlas pasa por que no se sepan hasta que se obtenga algo en lo que no se cree.

Repasemos: sedes embargadas por presunta malversación. Fundador y alma-mater reconocido defraudador. Escaños en clamoroso descenso. A Convergencia en general y al señor Artur Más en particular no le interesa España, ni le interesa Europa. En general, no les conviene un Estado de Derecho, salvo que ese derecho lo pongan ellos.

Entendible en lo humano, pero incalificable en quien debe trabajar por y para los demás.

Qué duro es tener que seguir en el raca-raca particular, yendo de derrota en derrota hasta la indiferencia final, como un antónimo de la famosa frase de Luis Aragonés antes de ganar la Eurocopa con el estilo de los jugadores del Barça. Qué duro “perder, perder y volver a perder”.

Históricamente, Cataluña ha sido uno de los principales, y muchas veces el principal, motor económico, cultural y de modernidad de España. Un soplo de aire fresco mediterráneo, europeo y global que ha refrescado secarrales mesetarios. En estos años de crisis económica y social, Cataluña podría haber dedicado sus energías, recursos y saber hacer, a preparar las velas para aprovechar los primeros vientos de salida de la crisis. De este modo, Cataluña hubiera podido devolver a sus maltrechos ciudadanos la alegría y los frutos del trabajo bien hecho. En lugar de esto, ha dedicado sus esfuerzos políticos a un proyecto que, como diría su propia alma-mater, “ara no toca”. Ha fracturado, ha manipulado y ha engañado a mucha gente con el “España nos roba”. Ha apelado a los sentimientos para enfrentar primero a esa España que nos roba y después, a (al menos) la mitad de sus propios ciudadanos. Da la impresión de que no era España la que estaba robando, sino de que los ladrones estaban mucho más cerca.

Ahora bien, ¿ha sido todo culpa de Convergencia o del señor Más?. Por supuesto que no. Ambos han encontrado una inestimable colaboración en los distintos Gobiernos de España. El “asunto” viene de lejos y no se encauzó. Como decía un jardinero, si una rama tierna se tuerce: se dobla, se endereza y asunto arreglado. Si la rama es ya “talludita”, aquello se romperá antes que doblarse. Por lo tanto, cabe preguntarse el ¿por qué se pensó antes en la gobernabilidad del país (por uno mismo claro), que en el propio país?, ¿por qué no se clarificaron competencias y se cerraron procesos cuando se podrían haber hecho?, ¿por qué se abrieron melones autonómico-constitucionales (véase “estatut”) sin haber un consenso previo general de qué se quería y a dónde llevaba?

Dos no discuten si uno no quiere. Cuánto tienes a perder para que no importe nada más, ni tu coherencia, ni tus ideas, ni tu legado político. Ni tan siquiera que los ciudadanos por los que dices trabajar, cada vez tengan menos recursos, más deudas, menos servicios y más farmacias a las que no se les paga los medicamentos de los ciudadanos más desprotegidos.

Don Artur Más (y con él toda Convergencia) firmaron el lunes su propia esquela de defunción política y social. La redactarán primero la gente de la CUP, que nunca ha ocultado sus objetivos anti-sistema y ejercen como tales. Le seguirán sus extraños socios de causa, Esquerra Republicana, con menos lastre, con más consistencia, salvo para taparse la nariz y entrar en “Junts pel Si”. El siguiente capítulo lo escribirá el Estado de Derecho, que más tarde que pronto, acabará poniéndoles frente al espejo de sus hechos. Finalmente, el colofón lo pondrá la propia sociedad, la que a modo de ángel caído, derribará hasta el último símbolo que se pueda asociar a él. Su propia memoria.

Y uno se pregunta cuál habrá sido su legado. En el mejor de los casos dejar rota, enfrentada, endeudada y mal gestionada a su propia sociedad. En el peor, salida del Euro, del BCE, de la UE, de los fondos estructurales (FEDER,FSE, FADER, FEMP), del BEI. En resumen, aislados, desprotegidos sus ciudadanos, a merced de los mercados y la prima de riesgo (+1200 puntos en plena crisis de 2012). Sin acceso al FLA (la última petición de más de 2.000 millones de euros). Con las inversiones extranjeras paradas o directamente canceladas (Piaggio, Panasonic, General Electric, Bayer, ¿será VW la siguiente?). La re-entrada en la UE totalmente puesta en peligro, con 28 socios y unanimidad requerida. ¿Qué piensan que va a pasar?. ¿Alguien ha visto lo de Kosovo rechazada por la UNESCO?

El epitafio podría rezar que tal vez hubiera merecido la pena si las razones no fueran mezquinas.