Los cambios precipitados comportan “dinámicas de riesgo”

17/11/2015

Dayana García Blas. Entre otros temas, la obra asemeja la formación política de Podemos con la red social Facebook porque surgió de “un suelo social que ya estaba” y por su estructura empresarial.

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En “Nosotros o el Caos. Así es la derecha que viene”, ensayo del periodista y abogado Esteban Hernández, se explican algunas de las características empresariales y políticas que acontecen en el mundo actual. Según el autor, se trata de un cosmos “ambiguo” sometido a grandes cambios inmediatos y en el que sorprende que, primando la innovación, se “planteen soluciones muy torpes y estúpidas, sencillas de ejecutar”.

Esteban Hernández afirma que, si no se aplica el análisis y la sensatez, todas estas variabilidades aceleradas que vivimos podrían acarrear “caos”, es decir, “una dinámica de riesgo continuo” tanto en el ámbito empresarial como político. Por tanto, se han de tomar decisiones previamente meditadas, en las que no se pierda el sentido común.

No inventar, si copiar

En el terreno electoral, la obra revela que el partido político Podemos comparte muchas similitudes con Facebook, ya que ambos “recogían ideas que no eran suyas”. Hernández detalla en su libro que Marc Zuckerberg, fundador de dicha red social, perseguía entonces la voluntad de llegar lo más arriba posible y sabía escalar la empresa, pero no contaba con talento técnico, ni con visión de futuro. En la misma línea, la formación política de izquierdas “no inventa nada, sino que copia de otros para darse visibilidad durante un tiempo”.

Por ello, Podemos ha crecido con una estructura típica de las empresas con un núcleo central “muy estrecho” a partir del cual van radiando. Además, cuentan con una forma burocrática, típica de muchas compañías. Todos estos elementos, hacen que “haya más conexión de la que parece entre la gestión empresarial de Facebook y Podemos”.

Vieja-nueva política

A parte de esta relación partido-empresa, Esteban Hernández habla de la vieja-nueva política. Como se ha podido ver en las elecciones griegas, catalanas, canadienses, argentinas y ahora en las de España, la política se divide en dos ejes: el partido que gobierna habitualmente, que trata de legitimarse a partir del dibujo del contrario presentándolo como alguien perjudicial para el orden común; y “nuestros contrincantes que son irresponsables”, según apunta el autor.

Hernández describe que en este nuevo esquema político, “sí se presta atención a los partidos emergentes o relativamente nuevos”. De hecho, ha asegurado que, aunque es complicado predecir resultados electorales porque es una tarea arriesgada, en las elecciones del 20 de diciembre podría ganar de nuevo el PP y, seguramente, éste gobernaría con Ciudadanos. En dicho panorama, “Podemos sufría un revés serio” y permanecería en un lugar secundario en la política.

“Este es el escenario más previsible” declara Hernández. Sin embargo, si esto ocurre se abren interrogantes sobre los nuevos partidos porque cada uno de ellos depende del éxito o fracaso de su viejo referente. Es decir, “en la medida que Ciudadanos suba de votos, el PP los va a perder y a medida que Podemos suba de votos, el PSOE los va a perder”.

A banda de los capítulos dedicados a la aceleración, a la política y al mundo empresarial, en el libro destaca un cuarto apartado centrado en cómo los cambios descritos en los anteriores ámbitos pueden configurar un nuevo “conservadurismo”. Aquí entra en juego: la legitimidad del riesgo, la lucha cultural, el discurso populista, y el odio a los intelectuales.

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