No se conserva en las colecciones públicas españolas ningún cuadro de Jean-Auguste Dominique Ingres (1780-1867), lo que añade más valor, si cabe, a la primera exposición monográfica que se realiza en España de la obra del artista francés, gracias a la alianza entre la Fundación AXA y el Museo del Prado.

La muestra, que estará en la pinacoteca madrileña hasta el 27 de marzo de 2016, está compuesta por más de 60 obras, entre las que destacan «La gran odalisca», «El sueño de Ossian», «La condesa de Haussonville», «La Sra. Moitessier», o «Napoleón I en su trono imperial».

Es una oportunidad única para disfrutar de un artista casi desconocido en España, quew fascinado por Rafael buscó la belleza ideal y engrandeció el retrato, el desnudo y la pintura histórica. Fue un precursor del lenguaje de las vanguardias e influyó en pintores españoles como Federico de Madrazo, Pablo Picasso o Salvador Dalí.

Ingres, hijo de un pintor de fama provinciana pero que le enseñó los secretos del oficio, ya pintaba y dibujaba como un profesional a los 10 años. Fue discípulo de David como alumno de la Ècole des Beaux-Arts de París, tras pasar por la Academia de Toulousse (donde se enamoró del arte de Rafael). Y aprovechó el Museo Napoleón, que reunía lo más selecto de los cuadros saqueados por los franceses durante su ocupación de Europa, para empaparse de arte.

Ganó el Grand Prix, el mayor reconocimiento de Francia a sus artistas jóvenes, en 1806. Retratista de éxito a su pesar, porque siempre quiso ser un pintor de Historia, Ingres refleja en su obra el interés que sentía por la literatura grecolatina, por la tradición clásica, que asimila durante sus largas estancias en Roma (1806-20) y en Florencia (1820). Esto se muestra en una composición sobre Virgilio leyendo ante el emperador «La Eneida» y en «Coronación de Homero».

En Italia, Ingres realiza por encargo pequeñas pinturas ambientadas en las cortes europeas de la Edad Media o Moderna, pero se vuleca en pintar escenas de Rafael y de otros artistas que admira.

Para Carlos Miguel Fitz-James Stuart (1794-1835), que sucedería al frente de la Casa de Alba a su prima, la Maja de Goya, Ingres pinta «Felipe V impone el Toisón de Oro al duque de Berwick». El futuro duque de Alba era el VII duque de Berwick.

Carga erótica

Pero donde más se percibe el arte de Ingres es en la carga erótica que extrae de sus trabajos sobre la belleza del cuerpo femenino. Su «Odalisca» supone una auténtica invitación al placer sensual. No en vano está considerado como el primer gran desnudo de la tradición moderna.

Llama la atención que con 82 años Ingres pintara «Baño turco», donde sobresale la sinuosidad musical de las opolentas curvas femeninas.

Maestro de la idealización erótica del cuerpo femenino, Ingres muestra en su obra que es un auténtico devoto del universo femenino.