Los contratos firmados por personas con discapacidad crecen un 15%

30/11/2015

Luis M. del Amo. Aun así, su tasa de actividad sigue siendo muy baja, y apenas el 36% tiene trabajo o lo busca.

En 2015 se han firmado 80.047 contratos laborales con personas con discapacidad. Estas cifras, que corresponden al período entre enero y finales de octubre, suponen un incremento del 15% en el número de contratos respecto a igual período del año anterior. Con este dato, se cumplen tres ejercicios consecutivos de incremento en la contratación de personas con discapacidad, según un informe publicado este lunes por Adecco, la empresa de trabajo temporal.

La firma de más de 80.000 contratos en los diez primeros meses del año supera en un 15% la suma de igual período de 2014, y en un 54% la del 2013, según indica el estudio que ofrece además otros datos que revelan el grado de integración laboral de las personas con discapacidad.

A pesar del avance, la tasa de actividad de las personas con discapacidad continúa siendo muy baja, y apenas el 36% de las personas en edad laboral de este colectivo tiene trabajo o lo busca. “Convivimos con fuertes prejuicios y estereotipos, muy asentados en la sociedad, que suponen un gran freno para la plena integración”, afirma Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.discapacidad_contratación_2015_adecco

Prejuicios y desconocimiento

En apoyo de esta afirmación, Mesonero enarbola los resultados del estudio basado en entrevistas realizadas a 2.000 personas mayores de edad, residentes en todas las comunidades autónomas españolas, y a 200 personas con discapacidad.

Según los entrevistados, los principales frenos para la integración de las personas con discapacidad son el desconocimiento, la indiferencia, los prejuicios y la sobreprotección, por este orden. De hecho, un 40% de los encuestados admite no haber iniciado nunca una conversación con una personas con discapacidad.

La integración laboral dista mucho de ser un objetivo logrado. Y un 67% de los encuestados declara no haber trabajado nunca, al menos de forma consciente, con una persona con discapacidad.

“La ausencia de experiencias con personas con discapacidad está detrás del miedo o respeto a lo desconocido, afirma Mesonero.

Quizás fruto de ese desconocimiento, el 53%de los encuestados admitió sentir incomodidad a la hora de relacionarse con personas con discapacidad.

Por su parte, en relación a esta cuestión, las personas con discapacidad opinan que en la sociedad sigue habiendo un gran desconocimiento en este ámbito (88%).

Además, un 58% afirma que la actitud general de las personas hacia la discapacidad es de indiferencia.

Diez claves para normalizar el trato

Para terminar con el temor y la incomodidad, la Fundación Adecco propone 10 claves para normalizar el trato con las personas con discapacidad.

1. Cuidemos el lenguaje: las personas con discapacidad son como cualquier otra persona. No hemos de utilizar expresiones compasivas ni excesivas alabanzas (por ejemplo, llamar pobrecito o campeón a una persona por el hecho de ir en silla de ruedas).

2. No hablar de forma excesivamente pausada y alta con una persona con discapacidad, salvo que nos indique que tiene problemas auditivos.

3. Podemos preguntar a la persona dudas sobre su discapacidad. Pero no hemos de centrar la conversación únicamente en ésta: las personas con discapacidad son mucho más y también tienen vida, opiniones, gustos, aficiones, etc.

4. Antes de ayudar a una persona con discapacidad, mejor preguntar si necesita ayuda. Muchas veces, asumimos que la discapacidad le impide desempeñar ciertas tareas en las que realmente son autónomos. Subestimarlas es un error.

5. No debemos dar por hecho que una discapacidad física también es intelectual, o al revés. Podemos sorprendernos. No hay más que ver a Stephen Hawking.

6. Nunca debemos dirigirnos al acompañante de la persona con discapacidad, como si ésta no tuviera voz para responder. Especialmente en restaurantes, comercios y otros entornos cara al público.

7. En caso de una discapacidad física (por ejemplo silla de ruedas, muletas, etc), no tocar estos apoyos, pues son extensiones de su cuerpo y puede resultar invasivo.

8. En el caso de personas con discapacidad intelectual, hemos de tratarles de acuerdo a su edad. Dejar que hagan o traten de hacer solas todo lo que sea posible y ayudarlas sólo cuando resulte necesario. En este caso, es importante, también, evitar el lenguaje complejo, usando frases directas y sin rodeos.

9. Facilitar su relación con los demás. Si coincidimos con más gente, presentarles con normalidad a nuestros amigos y conocidos. En este sentido, es importante no descartarles de planes de ocio, por asumir que no van a poder hacerlos. En ocasiones es cuestión de adaptaciones o de cambiar el plan a uno en el que todos tengamos cabida.

10. No metamos a todas las personas con discapacidad “en el mismo saco”. Una mala experiencia con alguien no quiere decir que todas vayan a ser iguales. Las personas con discapacidad son normales y, como con todo el mundo, podemos congeniar mejor o peor.

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