En la capital hay permanentes inauguraciones gastronómicas y de ocio, con mayor o menor acierto. Pero sin duda Random ha dado en el clavo con el concepto que propone. Su misma entrada, enclavada en un portón señorial de la calle Caracas, ya es toda una declaración de intenciones.

Pero el interior es todavía más impactante. Su singular diseño es obra de uno de los interioristas que actualmente está en boca de todos: Juan Luis Medina y su equipo de Madrid in Love, aunque en esta ocasión se alejan de su estilo habitual y lo bordan. Un ambiente rebosante de glamour y los múltiples detalles, sorprenden. Random ofrece tres espacios bien diferenciados: los salones del restaurante que cuentan con un toque colonial, la terraza cubierta pensada para los fumadores o para los días cálidos, y en la planta inferior, bajando unas escaleras, se encuentra la joya de la corona: un club privado al que solo se puede acceder con contraseña. Los baños también merecen una visita.

La carta es corta pero con platos interesantes. Mezcla la cocina de mercado renovada de corte internacional, con reminiscencias de la cocina francesa, nipona, escandinava o peruana, en la que “hay un poco de lo mejor de cada sitio”. Los responsables de la oferta culinaria son Dani Rodríguez (Jefe de cocina), y Juan Rioja (Chef ejecutivo) con varias Michelin a sus espaldas. Entre los entrantes destacan algunos platos como el micuit con salsa de regaliz que está exquisito, el tartar de pez mantequilla y camarón frito con aliño de mostaza y sumac, y el sorprendente huitlacoche con su punto justo de picante para los paladares amantes de los sabores traviesos.

De los segundos es destacable, sobre todo, la excelente relación calidad-precio. La factura estará por debajo de lo que se espera de un sitio lujoso en una localización elitista. Muy rica la merluza a 45º, los chipirones encebollados con salsa de tirabeques, y el secreto ibérico con gratín y salsa de higos, que está buenísimo. Para los que buscan platos con sorpresa es recomendable el botillo de mar.

En los postres hay opciones interesantes y originales como el tartufo negro, el sorbete de lima con gel de gin-tonic, el bizcocho de pistacho y crema de arroz con leche, y sobre todo, el marshmallow de fruta de la pasión (imprescindible para los golosos a la búsqueda del dulce extremo).

Llegada la hora de las copas nada mejor que trasladarse a la planta de abajo, al club privado bautizado como Anónimo, al que solo se puede acceder con contraseña. Una puerta negra tras la que se esconde un universo paralelo, con luz tenue y un estilo chic, decorado con sillones aterciopelados en tonos rosáceos para acompañar las tardes y noches madrileñas en buena compañía. Champagne, cócteles de autor, copas y combinados Premium, tapas gourmet (atención al bocadillo de chopitos, las fish & chips, el caviar y las ostras), y esa intimidad, casi clandestina y canalla. Un espacio encantador y adictivo. Al frente de Random se encuentran Esteban Arnaiz y Aynara Menchaca que ya lo han hecho muy bien en Le Cocó y El Columpio.