¿Es bueno que haya ricos?

10/02/2016

Jose Luis Cayuela.

Las falacias en los discursos sobre la desigualdad en la distribución de la riqueza.

Es moda reciente publicar ranking de fortunas y patrimonios, clasificaciones de ricos, comparaciones de concentración de riqueza entre los más ricos y el resto de la población, y es moda que los movimientos políticos usen esta información como hipótesis de partida en sus programas políticos e incluyan en sus discursos la imperiosa necesidad de redistribuir la riqueza.

 

Aparentemente (según algunos) este hecho refleja injusticias sociales, a corregir.

Pero si analizamos en detalle el concepto en el contexto económico del siglo XXI, el tema puede ser diferente, y realmente lo que hay que potenciar es que haya “creadores de riqueza”.

Algunas de mis reflexiones:

1- Realmente, en la búsqueda de calidad de vida y bienestar, la riqueza acumulada individual es una variable secundaria.

2- En la dinámica ser-hacer-tener, para la persona es más importante el ser y el hacer que el tener.

3- El ser y el hacer tienen más que ver con valores, actitudes y una correcta gestión del yo y de lo colectivo. Por eso es tan importante la existencia de buenos gestores de lo público en un perímetro de educación social y cultural que fomente personalidades orientadas al respeto, a la iniciativa, al conocimiento y a la colaboración.

4- La riqueza es buena si es el reflejo de una creación legítima de valor, que no derive de practicas ventajosas o basadas en la corrupción.

5- La eficacia de la riqueza, así vista, es indiferente del grado de concentración de la propiedad. Al fin y al cabo el uso y disfrute de la propiedad “propia” tiene límites dados por nuestra capacidad individual de consumo y limitaciones temporales. Como economista pienso que acumular más de lo que vas a necesitar es un error de cálculo y planificación (como mínimo).

6- Aun así, la propiedad patrimonial hoy en día dista mucho de ser lo que en tiempos de Mendizábal o la revolución rusa respondía a la propiedad de los factores productivos y el obsoleto «la tierra para el que la trabaja». En nuestro presente, la riqueza tiene que ver más con conocimiento e intangibles y por lo tanto existen menos restricciones físicas para su crecimiento.

7- Lo importante ha de ser generar valor, que se reproduzca en magnitudes económicas y títulos de propiedad –por supuesto-, pero lo bueno es que la riqueza por sí mismo es eficiente y trabaja generando valor para todos en términos de empleo, rentas, servicios, bienestar. En definitiva “el tener” trabaja para “el ser y el hacer”.

8- Los modelos sociales más avanzados, que alcanzan los mejores índices de bienestar y responsabilidad social, aceptando y fomentando la propiedad y la creación de riqueza, están donde hay una mayoría de población «pobre en tener y rica en ser y hacer», como Canadá o Dinamarca.

9- Es una suerte que haya emprendedores que legítimamente promueven la creación de la riqueza, que, aunque de titularidad privada, sirve al interés público. (Véase Amancio Ortega o Carlos Slim).

10- Acabo con un colofón: exigir a los políticos y los gestores públicos que sean igual de exigentes que los anteriores (privados) en la correcta y eficiente gestión de los recursos, la riqueza y la propiedad públicos.

Cada uno haga sus reflexiones.

Pero qué tristeza da ver a nuestros políticos queriendo implantar modelos populistas basados en una interpretación reduccionista de la economía, en el “tener” pre-revolucionario del siglo XIX y la lucha de clases, y con hipótesis económicas de creación de valor tan alejadas de la realidad actual (digital, sin límites geográficos ni temporales y basada en el conocimiento).

José Luis Cayuela. Economista

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