Un apellido tan vinculado al petróleo, base de la fortuna de la familia, lo abandona en nombre de la inversión social responsable. El Fondo de la Familia Rockefeller ha anunciado que se desprenderá tan pronto como sea posible de toda su participación en Exxon Mobil y de todas sus inversiones en aquellas compañías cuyo negocio sean los combustibles fósiles. Fundamentalmente, activos de carbón y petrolíferos en Canadá

Lo de menos es el volumen de dinero, 130 millones de dólares, sino quién ha dado ese paso tan radical. Hace un siglo, John Davison. Rockefeller, el patriarca de la dinastía, hizo su fortuna creando la Standard Oil, que con el paso del tiempo acabó integrada en Exxon Mobil. Lo que significa que la fortuna de los Rockefeller está basada en el petróleo.

Precisamente por eso tiene mucho más valor que sus herederos afirmen que, teniendo en cuenta la amenaza que supone para la supervivencia de los ecosistemas humanos y naturales, «no hay ninguna razón sensata para que las empresas siguen explorando nuevas fuentes de hidrocarburos«. El Fondo de la Familia Rockefeller argumenta también que la conducta de Exxon sobre cuestiones climáticas parece ser «moralmente reprobable”.

No ha sido una decisión improvisada. Ya en 2008, los miembros de la familia Rockefeller pidieron a Exxon que aumentara la inversión en energías alternativas. Y a finales de 2014, el Fondo de los Hermanos Rockefeller anunció que vendería sus activos en combustibles fósiles. En su cartera de 850 millones de dólares ya no hay ni un solo invertido en activos relacionados con el petróleo, el gas, el carbón o las arenas bituminosas.

“Estamos en condiciones de demostrar que es posible hacerlo sin causar daño al rendimiento global de la cartera de inversiones”, explicó su presidente, Stephen Heintz. Desde septiembre de 2014, cuando el fondo hizo su anuncio, hasta ahora, el precio del petróleo ha caído a la mitad.

Pero es que los Rockefeller no son los únicos. El fondo soberano de Noruega (uno de los más grandes del mundo), la aseguradora AXA, el cuarto fondo nacional de pensiones de Suecia (AP4), las Universidades de Oxford y de Stanford, o la Iglesia de Inglaterra, que también manejan poderosos fondos de inversión, han decidido dejar de invertir en combustibles fósiles.

Además de argumentos éticos, hay razones económicas. “El endurecimiento de las políticas sobre el clima no solo tendrá un impacto en las decisiones de inversión futura, sino también en la rentabilidad de los activos existentes”, advierte un informe de la OCDE. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) cifra en 300.000 millones de dólares los activos en petróleo, gas y carbón que se devaluarán en las carteras de empresas y de inversores en 2050 solo en el sector energético, si se cumple con el objetivo internacional de reducir las emisiones de CO2 para limitar el aumento de la temperatura global a 2 ºC.

Llamativa es la reacción de Exxon Mobil. «No es de extrañar que quieran desinvertir en la empresa. El Fondo de la Familia Rockefeller proporcionó apoyo financiero a InsideClimate Noticias y a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia Escuela de Periodismo para que produjeran noticias inexactas y deliberadamente engañosas acerca de la historia de la investigación sobre la participación de ExxonMobil en el cambio climático”, afirma dijo el portavoz de la petrolera, Alan Jeffers.

La directora del Fondo de la Familia Rockefeller, Lee Wasserman, replica a estas acusaciones que «hemos apoyado el periodismo de interés público para comprender mejor cómo la industria de combustibles fósiles estaba participando realmente en los efectos sobre el clima, para buscar un mejor entendimiento público y una mejor política sobre el clima.»

El año pasado, después de la publicación de los reportajes que Exxon Mobil ha mencionado, el fiscal general del Estado de Nueva York, Eric Schneiderman, puso en marcha una investigación sobre si la compañía engañó a la sociedad y los accionistas sobre los riesgos del cambio climático.

Exxon insiste en que esos reportajes “sugirieron erróneamente que habíamos llegado a conclusiones definitivas sobre los riesgos del cambio climático décadas antes de los expertos del mundo”, y subraya que entonces “la ciencia del clima estaba en una etapa temprana de desarrollo”.

En respuesta al movimiento de desinversión, la industria del petróleo replica que millones de personas de los países en vías de desarrollo serían condenados a la oscuridad y la pobreza si la sociedad detiene la quema de combustibles fósiles antes de que haya un amplio suministro de fuentes de energía más limpias.