Han de perdonarme expresión tan vulgar. Pero no encuentro mejor manera de explicar ese extendido sentimiento de rechazo al «sistema», cualquiera que sea este, que parece manifestarse por doquier que el Gobierno de turno saque a la calle urnas electorales o refrendarias. Es como un común denominador que, una vez adoptado por las respectivas opiniones públicas, sale por peteneras en forma de partidos o candidatos cuan más disparatados y radicales, mejor.

 Ahi tienen los resultados, esta misma mañana, de las municipales italianas, donde resurge el esperpento del cómico Beppo Grillo que ha logrado nada menos que alcaldías tan importantes como Roma y Turín frente a candidatos del Primer Ministro Renzi. Ahi tienen el disparate del «Brexit», aún mientras escribo en la cuerda floja de un referéndum innecesario e inexplicable como no sea para calmar la sed de emociones fuertes de Mr. Cameron en su reiterado juego a la ruleta rusa. Y ahi está Mme. Lepen; o el movimiento neo-nazi «Alternativa por Alemania», ambos amenazas reales a la estabilidad política de  nada menos que Francia y Alemania y con una rabiosa actitud anti-UE cualquiera que sean las consecuencias para todos.

 Y ahi queda sobre todo el ínclito payaso americano Mr. Donald Trump, Dios me libre de poner nuevamente a prueba mi capacidad personal de predecir el devenir político de tan extravagante personaje, pues cuantas veces osé poner en juego mi supuesta visión de la América de hoy, he tenido que comerme mis palabras como hizo, literalmente, un conocido periodista norteamericano al desayunarse hace unos días en público un articulo suyo anti-Trump emparedado en «bocatas» de pan candeal. En este mismo medio que Vds. están leyendo publiqué no ha mucho mi opinión de que el candidato republicano no iba a durar ni media docena de primarias, porque ya se encargaría el viejo y señero GOP de pararle los pies. ¡Y ya ven el resultado !Dicho esto, no me apeo del burro, no puedo imaginarme a la gran nación americana en manos de un farsante, demagogo, xenófobo y machista encumbrado al poder de la potencia numero uno de nuestra civilización por un electorado en pleno arrebato de locura colectiva. ¡ No me lo creo !

Pero en cualquier caso nos queda hallar alguna explicación racional a lo que ya es la realidad de lo sucedido con el candidato en estos últimos meses: ¿cómo entender el «paseo militar» del personaje, primaria tras primaria, en contra del propio «aparato» del Partido y buscando un permanente cuerpo a cuerpo contra la prensa – hasta la más influyente y conservadora -, la televisión, los hispanos, las mujeres…y cuantos se pusieran por delante ?¿ cómo dar pábulo a un político dispuesto a encerrar a su país en»muros de exclusión» cuando la grandeza de Estados Unidos es ser el «melting pot» de sucesivas e innumerables oleadas de inmigrantes del más variado origen ? ¿Cómo ese aislacionismo comercial y económico en la era de una globalización tecnológica inspirada y promovida precisamente por los múltiples Silicon Valleys que surgen como setas en toda la geografía norteamericana ?

Vivimos además un fuerte «subidón» de la economía americana. De la desastrosa situación que heredó el Presidente Obama hemos pasado  nuevamente al impulso habitual de la «locomotora» estadounidense, De una geopolítica internacional que se recreaba en una supuesta «decadencia» norteamericana – aún coleaban las infortunadas intervenciones militares de Irak y Afganistán – ,estamos en un Mundo donde ya nadie osa poner en tela de juicio la potencia, no exclusiva pero sí muy real, de Washington. En un Mundo en que la tecnología más puntera y decisoria – ciberespacio, física, medicina…- tiene acento americano. ¿Cómo  explicar así ese «voto protesta» que se extiende por tantas masas electorales del país ? Tiene difícil explicación objetiva, pero está ahi como en tantos otros países de nuestra propia Europa, una rebeldía contra un sistema de libertades y progreso que, con todos sus defectos – que los tiene – ha procurado el más largo periodo de paz y prosperidad del Continente y de Occidente.

Un irracional, destructivo y pasional «voto protesta»  contra esa entelequia que allí se centraliza en el concepto «Washington», en Europa «Bruselas» y aquí en España «Madrid». Una explosión de furia colectiva  capaz de hacer tabla rasa al grito de «¡ Qué les den !».