Sugimoto utiliza la cámara como máquina del tiempo

24/06/2016

Miguel Ángel Valero. La obra del multidisciplinar artista japonés es una meditación, desde el gran dominio de la técnica y desde la gran belleza visual, sobre el sentido de la historia.

Sugimoto 1«La vida es una larga exposición». Esta frase del inclasificable artista japonés Hiroshi Sugimoto ayuda a entender su obra, que se expone en la Sala Recoletos (Paseo de Recoletos, 23, Madrid) de la Fundación Mapfre hasta el 24 de septiembre. Multidisciplinar (trabaja con la escultura, la arquitectura, la instalación, y sobre todo la fotografía ) y artesano (rechaza la tecnología digital), Sugimoto parece la versión actual de Leonardo da Vinci.

Las 41 obras, todas de gran tamaño, de la exposición resume 40 años a través de sus cinco trabajos más espectaculares, algunos de ellos todavía en activo: Theaters (comenzada en 1976); Lightning Fields (iniciada en 2006); Dioramas (1976-2012); Portraits (1994-99); y Seascapes (que empezó en 1980).

Sugimoto conduce con su obra a la reflexión. Afirma que «la obra tiene que ser una suerte de poema». Es filosofía a través de la fotografía. Una meditación, desde el gran dominio de la técnica y desde la gran belleza visual, sobre el tiempo. «Lo que nos hace humanos es el sentido del tiempo«, afirma. «La cámara es una máquina del tiempo», capaz de transportarnos al inicio de la historia, de la geológica y de la humana. «La cámara puede captar más que un solo momento, puede captar la historia«, insiste el artista japonés, que nos invita a pensar sobre la percepción, la realidad, la ilusión, la representación, la vida y la muerte. En el fondo, el tiempo.

Y lo hace desde propuestas muy sugerentes. La serie «Theaters» (cines clásicos y autocines en EEUU) muestra la captación de la luz al dejar abierto el obturador de una cámara de gran formato durante la proyección de un largometraje. El resultado puede interpretarse como representación de la muerte y también como todo se comprime en un instante.

Sugimoto 2«Ligtning Fields» (Campos de relámpagos) son fotografías creadas sin cámara que registran los efectos de las descargas eléctricas en negativos fotográficos. Muestra la fascinación de Sugimoto por la ciencia y los fenómenos de la Naturaleza, y es también un homenaje al científico y fotógrafo William Fox Talbot.

«Dioramas» juega con el engaño. El gran formato, el blanco y negro, crean una ilusión de realidad cuando se trata de paisajes prehistóricos del Museo de Historia Natural de Nueva York. Sugimoto pone a prueba nuestra capacidad de percepción y también la fiabilidad de la fotografía como prueba.

Lo mismo sucede con «Portraits» (Retratos), que son fotografías de estudio de personas históricos moldeados en cera. Sugimoto coloca las figuras contra un fondo negro para engrandecerlas, el negativo blanco y negro de gran formato hace resaltar los detalles, en una tensión entre lo falsificado y lo real, la muerte y la vida,.

Finalmente, «Seascapes» (Paisajes marinos) vuelve a la idea de la fotografía como «máquina del tiempo». Sugimoto retrata paisajes primigenios de mar y cielo, que el primer hombre en la Tierra pudo perfectamente haber contemplado. De nuevo, el mensaje de la cámara fotográfica como una herramienta que sirve para representar el sentido del tiempo.

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