Con una caída de la producción del 9,1% han cerrado las empresas siderúrgicas ubicadas en España el balance de los cuatros primeros meses del año, si bien el consumo se mantiene en niveles similares en ese periodo (más de 1,07 millones de toneladas de acero) ya que las empresas están tirando de los fuertes stocks existentes. El consumo de productos largos sube un 4,5% por la mejora de la actividad de la construcción.

El presidente de la patronal siderúrgica Unesid, Gonzalo Urquijo, ha manifestado este jueves 30 de junio antes de la junta de accionistas que el sector prevé concluir el año con cifras similares al del ejercicio anterior. Las empresas confían, entre otros factores, en el tirón de la demanda proveniente de las automovilísticas. Urquijo destacó que Unesid espera además la pronta formación de un nuevo Gobierno en España para que aborde los retos económicos pendientes, desde la lucha contra el paro a la reducción del déficit y la deuda.

En ese contexto señaló que la obra pública en España «está prácticamente muerta», en parte por los meses de Gobierno en funciones. Pero añadió que no espera un repunte significativo de las licitaciones en los dos próximos años por los problemas macroeconómicos: es preciso cumplir primero con el recorte del déficit.

Si bien el mercado interno es uno de los pilares de las siderúrgicas, el exterior es básico dado que el 65% de la producción se destina a exportaciones -un 85% a Europa-. Ahora se muestran medianamente satisfechos con las medidas antidumping puestas en marcha por la UE contra China, aunque esperan el resultado de otras que se preparan.

Urquijo mostró la preocupación de las compañías por el Brexit (salida de Gran Bretaña de la UE) y esperan que se reduzcan las incertidumbres estableciendo condiciones claras en el proceso que ahora se inicia. El Reino Unido es un importante mercado para España: en 2015 se exportó 660.000 toneladas y se importaron 314.000 toneladas.

Las empresas de Unesid han reducido más de  5.000 empleos en los últimos años -desde 2008-, desde 27.000 a los 22.000 actuales, en busca de la eficiencia, según la patronal. Pero Urquijo cree que «ese ritmo se ha agotado».