El verano, un estación buena para el empleo

03/08/2016

Carlos Martínez.

Según los datos que nos trasladaba el Ministerio, el número de parados inscritos en las oficinas del servicio público de empleo estatal (SEPE) bajó en casi 84.000 personas (el mejor dato en un mes de julio desde 1997), hasta situarse en 3.683.000 desempleados, la cifra más baja desde 2009. Es importante destacar igualmente, por un lado, que el empleo ha avanzado no solamente en el sector servicios, sino también en construcción, industria y agricultura y, por otro, que los contratos indefinidos han aumentado casi un 11% con respecto a julio del año 2015.

Si bien es cierto que estos datos son positivos, no debemos olvidar, que a pesar que el panorama ha mejorado sustancialmente desde que se introdujo la Reforma Laboral, hay una serie de colectivos a los que tenemos que prestar especial atención: jóvenes, mayores de 45 años y desempleados de larga duración.

Normalmente, los jóvenes pertenecen a un colectivo, que, aunque las estadísticas hayan mejorado algo en los dos últimos años, se sitúa su tasa de desempleo en casi un 50%, y dentro de este colectivo los que más problemas tienen para su inserción laboral son aquellos que tienen una baja cualificación. Para intentar paliar un poco esta situación y hacer que estos jóvenes encuentren un trabajo, se deberían, por un lado, fomentar los contratos para la formación y el aprendizaje, que permitan a través de la formación dual el contacto directo y continuo del joven con la empresa y, por otro lado, mantener en el tiempo todas las medidas existentes en la flexibilización de los contratos y en las bonificaciones de los seguros sociales.

Además, nos encontramos con que más de 1,2 millones de nuestros desempleados son de larga duración (muchos de ellos mayores de 45 años). Debemos ser conscientes que este problema sólo se soluciona con unas políticas activas de empleo adecuadas, es decir, tenemos que invertir en este colectivo, formándolos y dándole competencias que realmente demande el mercado de trabajo y que les permita acceder a un puesto de trabajo; de lo contrario,  con las atribuciones actuales tendrán una muy difícil incorporación al mercado laboral, que conllevaría un grave riesgo de pobreza extrema y exclusión social.

No debemos olvidar por un lado, que la cobertura a los desempleados ha bajado al 55% del total de nuestra masa laboral, el nivel más bajo de la historia y por otro lado que tenemos casi 1,5 millones de hogares con todos sus miembros desempleados. Sí, estamos mejorando los datos, pero debemos esforzarnos más para consolidarlos y fortalecer nuestra economía.

Carlos Martínez es director general de IMF Business School

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