Dice la sabiduría popular que, cuando algo no está roto, lo mejor es no arreglarlo. Una máxima que se ajusta también, casi sin excepciones, al cine, porque, ¿para qué hacer un remake de una película que sigue funcionando años después? Y eso es, sin duda, lo que pensaron millones de de amantes del cine de los 80 (generalmente aquellos que crecimos con él) cuando surgieron las primeras noticias sobre el rodaje de la nueva Cazafantasmas. Y más aún cuando entre esas noticias destacó el elenco protagonista: cuatro mujeres.

Qué necesidad había de volver a rodar un título que seguía entreteniendo a millones de personas y, más aún, qué necesidad había de cambiar de género a los protagonistas? La respuesta es simple: mucha.

Hay poco que contar del argumento que no se sepa ya: cuatro mujeres, tres de ellas científicas de distinto pelaje y la cuarta taquillera del metro, se enfrentan a una invasión fantasma en Nueva York. Con sus conocimientos de los paranormal, su inventiva y su determinación, luchan contra viento, marea y la opinión pública (incluido YouTube) para librar a la Gran Manzana de una plaga de proporciones catastróficas que amenaza con convertir la ciudad en un erial de ectoplasma y apariciones.

Y aunque el guion en sí no ganará un premio a la originalidad, la película remonta el vuelo gracias a su cuarteto protagonista, en especial a una Kate McKinnon en permanente estado de gracia. La química existente entre McKinnon, Leslie Jones, Melissa McCarthy y Kristen Wiig es simplemente espectacular, haciendo creíbles unos personajes completamente paródicos que, analizados con un mínimo de reposo, no habrían resistido la interpretación de otras cuatro actrices.

Impecable está también Chris Hemsworth, que deja volar libre su vena cómica y abraza sin complejos el papel que tradicionalmente estaba reservado para la rubia tonta y guapa. Su disfrute, porque se le nota en cada plano, es también el nuestro. Y, siendo sinceros, se convierte en una de las mejores reivindicaciones feministas de la película.

No la única, ni la mejor, porque, no nos engañemos, por debajo de todo el humor y el absurdo de la película, se esconde un alegato feminista como pocos. Y es que los hombres, en esta película, están relegados a cameos o, en el mejor de los casos, papeles poco decisivos, como el del propio Hemsworth o incluso el de Andy Garcia, en el papel del alcalde de Nueva York continuamente eclipsado por su asistente.

Y quizá esté ahí la clave de lo que más está escociendo a los “verdaderos admiradores” de la original, que Paul Feig, director y guionista junto a Katie Dippold, han convertido una película eminentemente masculina en un largometraje femenino, alejado de los clichés generalmente asociado a las películas “de y para chicas”, y funciona.

Es mejorable, sin embargo, el final de Cazafantasmas, que parece olvidarse de dónde viene y se pliega a un espectáculo pirotécnico y de efectos especiales que no termina de funcionar, pero que sin duda hará las delicias de los más pequeños, que son, al fin y al cabo, los verdaderos destinatarios de la cinta. Los adultos disfrutarán con las dos primeras partes de la película. Con su humor en varias capas, su crítica ácida pero envuelta en humor y, también, con los cameos que rinden merecido homenaje a la original. Es, en ese sentido, una película para toda la familia, ya que, sin duda, todos encontrarán motivos para sonreír, disfrutar y, en algunos momentos, soltar alguna carcajada.

Cazafantasmas se estrena el viernes 12 en toda España.

Ver tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=fAtkRid8H3E