‘La mudanza’, el tiempo sin costuras

17/08/2016

Luis M. del Amo. Perigallo Teatro retrata la dureza de la crisis en dos momentos paralelos de la historia española.

LaMudanza

Celia Nadal y Javier Manzanera, de Perigallo Teatro

‘La mudanza’, la obra de Perigallo Teatro presentada este martes en la Sala Off del Teatro Lara de Madrid, abarca la peripecia de dos parejas protagonistas. Por un lado, la de los abuelos, emigrantes forzosos, en la España de los años 60; y por otro la de Paco y la nieta de aquellos abuelos, cuya historia repite debido a las dificultades económicas, esta vez en el momento presente.

A pesar del meritorio esfuerzo, especialmente de la pareja protagonista, que corre también al cargo de la dramaturgia, varias son las dificultades que presenta esta obra, dirigida por el portugués Joao Mota. Por un lado, la escritura teatral peca de cierta indefinición. En este sentido, el libreto pone en movimiento demasiados elementos, no siempre justificados – como la enfermedad de Paco – que echan por tierra el intento de construir un artefacto dramático verdaderamente eficaz.

Curiosamente, la obra logra vadear este problema de falta de definición cuando cruza la barrera del tiempo. Al abordar la vida de los abuelos, el texto y la interpretación recurren a simplificaciones, en ocasiones al borde de la caricatura, que logran retratar con acierto a la pareja emigrante de los años 60. Este retrato, despojado de todo lo accesorio, por un lado, de la murciana inasequible al desaliento, y del gallego fatalista y sabio, permite al texto y a los actores remansar el ritmo de la escena, punteada por los acentos regionales, y hacer diana en el dibujo de dos tipos humanos tan diferenciados.

En cambio todo es mucho más difuso en el cuadro actual. Desde la enfermedad del protagonista, – de dudosa ‘legalidad’ dramática (¿vago símbolo? ¿fácil recurso emocional?) hasta la duración excesiva de algunas escenas, que precisan de una poda inmisericorde (¿añaden algo esos granos de café?), estos cuadros que discurren en el presente aparecen desdibujados, y no logran engranarse en una trama que permita interesarse emocionalmente en el destino de los personajes.

Imperdonable, ya en otro sentido, resulta a mi parecer el tratamiento que la dirección ofrece de dos elementos como el desahucio y la enfermedad del protagonista, cuya gran entidad debería hacerlos gravitar en la obra desde el mismísimo principio, y no aparecer sorpresivamente como lo hacen, una vez avanzada la obra.

Aun así la obra se ve con agrado. Con una poda, lograría hacer destacar aún más la interpretación de Celia Nadal, simpática en su composición de la abuela, con su marcado acento murciano y su optimismo a prueba de bomba, sino también, y sobre todo, plena de encanto en la difícil escena del piano imaginario, un regalo para su pareja en la ficción y para el público; mientras que, en el caso de Javier Manzanera, destaca tanto su socarronería al encarnar al fatalista gallego, como la ternura del personaje actual en el tiempo actual.

Recomendable.

¿Te ha parecido interesante?

(Sin votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.