Historias de Usera, poesía del barrio

14/10/2016

Luis M. del Amo. Las Naves del Español se suman al homenaje de seis dramaturgos al mestizo barrio madrileño.

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Con ‘Historias de Usera’ sucede algo habitual. La idea es tan brillante que uno tiende a juzgar más sus intenciones que el resultado. En este caso la historia es bien conocida. Kubik Fabrik, una pequeña sala teatral, abre sus puertas en el distrito de Usera. Años después, obligada a cerrar, los promotores de la sala deciden construir, en colaboración con el barrio, una obra que testimonie algunos aspectos de la vida de sus vecinos. Para ello rescata leyendas urbanas. Y finalmente les da forma con la ayuda de seis conocidos dramaturgos. Luego el Ayuntamiento de Madrid echa una mano. Y la producción se depura en un nuevo montaje para Las Naves del Español, en Matadero.

Al teatro público madrileño llega un montaje compuesto por siete escenas. Entre sus autores destacan reputados dramaturgos y jóvenes narradores, como Alfredo Sanzol, Miguel del Arco, José Padilla, Denise Despeyroux, Alberto Olmos y Alberto Sánchez-Cabezudo, este último hermano del director del montaje Fernando Sánchez-Cabezudo.

Las siete piezas componen un paisaje – sumamente irregular – montado sobre un escenario central, flanqueado por el público. Sobre la escena, apenas destacan otros elementos que la arena del suelo, una farola y los estantes de la tienda de comestibles de un chino. Y poca cosa más. Bastan estos elementos y una maqueta para lograr recrear con gran acierto el paisaje evocador de Usera.

La obra, que combina – con acierto – la labor de actores profesionales y vecinos del barrio de Usera, comienza con conversaciones de patio de vecindad. Luego se irán sucediendo, con desigual fortuna, las escenas compuestas a partir del material dramático recogido entre los vecinos.

La historia del auge y caída de un amor en Usera, de Denise Despeyroux, la mejor para mí, magníficamente interpretada por Juan Antonio Lumbreras – uno de los actores fetiche de Sanzol – y Pilar Gómez. La de ‘El vampiro chino’, a cargo de Alberto Olmos, de brillante arranque aunque luego pierde fuelle, al abusar de ciertos recursos. La historia del 37, un tranvía cuyo secreto no se rebelará – de forma un tanto deslucida – hasta el final del recorrido. O la historia del Copacabana, una antigua sala de fiestas donde recobrar el amor, y cuya factura –debida a Sanzol —  se encuentra también entre lo mejor de la obra.

Otras tres piezas completan estas ‘Historias de Usera’. La historia de Narcisa, un drama de poco vuelo pese a los esfuerzos de Inma Cuevas y José Troncoso, el creador de la interesantísima ‘Princesas del Pacífico’. La del sereno, un tanto rutinaria, y debida a Alberto Sánchez-Cabezudo, uno de los creadores de la serie ‘Crematorio’. Y finalmente El lado salvaje, la recreación del fallido concierto de Lou Reed a cargo de Miguel del Arco, y tampoco logra despegar del suelo.

En cuanto a sus intérpretes, hay que destacar por un lado el trabajo de Juan Antonio Lumbreras, un actor habitual en los montajes de Sanzol, sobresaliente por su naturalidad, su sentido del ritmo y su particular manera de adueñarse del papel, dándole un toque personal, ayudado de su áspera y expresiva voz.

Además, luce también la interpretación de Pilar Gómez, brillante y eficacísima en la historia de amor de Despeyroux. Y la de Inma Cuevas quien después de lidiar con la floja Narcisa, aprovecha la ocasión que le sirve Sanzol, y compone un emotivo personaje en la pieza Copacabana.

Puesto en pie, el público premió con un largo aplauso esta, en mi opinión, irregular ‘Historias de Usera’ en la función del jueves 13 de octubre en Matadero.

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