En Wall Street siguen con el freno de mano echado. Combinan buenas noticias en forma de resultados empresariales con otras cifras realmente malas. Y si al mix le añadimos fortaleza del dólar y frenazo del petróleo, ya se sabe…

No es imaginación. Eso es exactamente lo que ha ocurrido en la sesión de hoy. El Dow, que hasta hoy era el índice que mandaba, se ha visto lastrado por Travelers y Verizon. Ambas empresas han presentado resultados que no han gustado al mercado.

Añadamos que el petróleo ha frenado en seco. La consecuencia es que las petroleras y la ingeniería afín sufre de nuevo. Pero es que, para colmo, lo de Verizon ha sentado tan mal que ha contagiado al resto del sector de telecos.

Lo extraño es que las cosas no hayan ido peor. Encima hemos tenido un nuevo fortalecimiento del dólar a costa de que el BCE asegura que va a mantenerse en sus trece con la QE europea. Es una chapuza, pero ante la inminente subida de tipos en Estados Unidos, sirve para debilitar al euro.

En estas condiciones, el gráfico que nos ha dejado el S&P 500 es este:

Si cuando sube nos parece negativo que cierre lejos de los máximos, cuando baja nos parece positivo que cierre lejos de los mínimos. Bueno, lo dejaremos en que no es tan negativo, porque la vela revela de nuevo dudas. Wall Street está para pocos trotes, de duda en duda, sin fuerza.

Particularmente, no me extraña. Están en vísperas de una subida de tipos de interés y de unas elecciones presidenciales. Y, encima, uno de los candidatos es el ‘enemigo público número uno’…

Lo dicho. Lo extraño es que no caiga más. No termina de subir y no termina de bajar, pero mantenerse en este ejercicio de funambulismo tiene un gran mérito. No se crean que es fácil. La incógnita es cuánto tiempo logrará estar sobre el alambre sin moverse y sin caerse.

Al cierre, el Dow Jones perdió un 0,22%, el S&P 500 un 0,14%, el Nasdaq 100 un 0,08%, el Nasdaq Composite un 0,09%, el Nyse Composite un 0,03% y el Russell 2000 un 0,23%.