Sería una sorpresa morrocotuda que la gestora del PSOE no lograra imponer  la abstención de sus diputados en el comité federal  socialista. Las razones  con los que Javier Fernández pretende convencer –con la inestimable ayuda de Susana Díaz- a los reacios a mantener a Rajoy en La Moncloa son conocidas, pero las razones de estado que aducen para justificar su postura (incomprensible para muchos) se les pueden volver muy pronto en contra.

Si permiten la investidura de Rajoy es razonable que también le permitan, con su abstención claro, la aprobación de los presupuestos. Los populares pueden reiterar su argumento que son razones de estado para reclamar apoyos que permitan que prospere esta ley, y a partir de aquí todo lo que venga después. El PSOE moralmente ha perdido  su capacidad de hacer una oposición creíble.

En democracia los apoyos no se regalan, se negocian. No sé si el programa que propone Rajoy en su investidura tendrá muchos puntos en común con los que pueda estar de acuerdo la gestora  socialista (que ha rechazado un pacto de izquierdas), pero me parece que los dirigentes del partido tampoco lo saben. Lo normal es que  este apoyo se hubiera negociado y logrado acuerdos. Ahora le dan un cheque en blanco.

Han sido numerosos los cambios de postura del PSOE, unos en temas trascendentes y otros no tanto, con un resultado que desconcierta tanto a su militancia como a sus votantes. Tópicos aparte (como su supuesto izquierdismo) , es  difícil definir  la ideología de este partido por lo que les es urgente una clarificación interna y una explicación tanto a la sociedad como a sus militantes. Claro que cuando a estos piden que se les consulte la gestora se toma la libertad de hacer oídos sordos y sólo escucha a la aristocracia del partido.

Quizás muchos tendremos que empezar a admitir que Rajoy es un genio de la estrategia y un maestro en ganar sin hacer nada.