El morbo vende más que el talento

04/11/2016

Carmela Díaz.

Cuando el cainismo español azota, es que azota de verdad. Nuestro querido país no perdona la gloria ajena. Ni valora el mérito de los que triunfan allende mares. Pero es docto en difamar y regodearse en el fango de lo escabroso. También en magnificar debates nacionales sobre una soberana pamplina. El imaginario colectivo es retorcido. Y cruel. Qué se le va a hacer.

unnamed

Todo comenzó cuando dieciséis chavales ilusionados e ingenuos se atrevieron a conquistar sus sueños. Y por carambolas de los hados se convirtieron en un fenómeno social. Aunque aborrezcamos el universo fan, cada uno de nosotros coleccionamos recuerdos asociados a la música que los acompañó -que nos acompañó- en su gran aventura. Y la mayoría quedó entusiasmada (las audiencias lo confirman) cuando se reencontraron para desvelarnos si les fue bonito.

No faltó a la cita una estrella internacional, uno de nuestros artistas más representativos. David Bisbal, que atesora seis millones de copias vendidas, 48 discos de platino, docenas de premios y hasta tres Grammy, era consciente de que sería cuestionado, censurado y criticado por nimiedades. Es intrínseco a la naturaleza patria triturar al campeón. Pero en vez de capear con excusas verosímiles, participó, se involucró, disfrutó, agradeció, compartió instantáneas, ensayos, anécdotas y se vació sobre el escenario. Para eso es un artistazo (aunque no comulgues con su estilo). Y si fuera ella resultó magistral en su voz. Tanto como el tema más esperado. Nadie interpretará Escondidos como Chenoa y Bisbal. Lo bordan. Es su canción. Pese a todo. Pese a todos.

Ambos se enamoraron en aquella academia, cuna de quimeras. La actuación que desnudó sus sentimientos ante el mundo convirtió a ese tema en el himno de una generación. Su ternura traspasó el universo catódico y su talento nos engatusó. Los vimos crecer artísticamente y nos encariñamos con su historia: eran una pareja ideal. Pero, aunque durante algunos años fueron felices, el final no fue de cuento. La traumática y mediática ruptura heló el corazón de sus numerosos seguidores. Y a ellos los separó para siempre. La vida misma.

Transcurrida una década desde aquella amargura provocada por los sinsabores del alma, ambos nos han regalado el momento por el que tantos suspiraban. Rozaron la excelencia en tan complejo cometido. Él, por su trayectoria y su éxito, no necesitaba demostrar nada. Y ella debió afrontar un reto titánico: ¿quién de nosotros, frente a millones de espectadores, recitaría la esencia del amor puro junto al hombre que te abandonó? ¿Quién tiene la valentía de lanzarse sin red sabiendo que cada detalle será juzgado con alevosía? No existe proceder que resista un examen tan puntilloso: sobre todo cuando el vulgo está predispuesto a ver fantasmas.

Carmela Díaz

Carmela Díaz

Comienza el espectáculo. Interpretan mejor que antaño porque ahora dominan las tablas. Vuelven a regocijarse con pasión, entrega, sonrisas, picardía y complicidad. Como pareja artística -ojalá repitan- desprenden duende, magia, chispa. Y lo saben… La sensibilidad se desborda. Se percibe el nerviosismo lógico -y humano- de una mujer que revive un pasado vibrante: su tímido volteo cuando él se acerca con expresión hechicera, la cabeza que evita reposar sobre el hombro aterciopelado, la mirada cohibida… Él, consciente del torbellino de emociones que sacude a su ex, toma su mano, la contempla con ternura, acomete guiños cálidos, zalameros, le susurra al oído… Ninguno de los dos escatima en afectos. David, además, rezuma caballerosidad. Pese a la presión, la expectación desmedida y la carga emocional, sus abrazos son conmovedores. Y para deleite colectivo se reconocen públicamente un cariño mutuo y eterno. Cualquiera lo puede apreciar en vídeos y fotografías sin más esfuerzo que un visionado.

Una lástima que nos obcequemos con la carnaza fácil, la polémica cuestionable y el chiste morboso en vez de focalizarnos en los detalles dulces, la generosidad, la grandeza, la reconciliación y la profesionalidad. Era su reencuentro y era su noche. ¿Por qué no les dejamos disfrutar en paz?

(Y de paso olvidamos el monotema…).

¿Te ha parecido interesante?

(+29 puntos, 29 votos)

Cargando...

2 pensamientos en “El morbo vende más que el talento

  1. Precioso artículo, imposible expresarlo mejor. Millones de gracias por estas bellas palabras escritas.

  2. Excelente!! De acuerdo con cada una de sus palabras. Mejor texto que he leido a respecto del reencuentro de OT1. Fuerte abrazo y mis sinceras felicitaciones a Carmela.

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.