Que los Aznar sean de Bilbao ha sido determinante para el éxito de las bodegas de los herederos de Marqués de Riscal. Y lo ha sido porque ante el riesgo del avance de los refrescos y la cerveza en detrimento del consumo del vino,  Alejandro Aznar, su presidente, pensó que si el museo Guggenheim había situado a Bilbao en el mundo, una bodega diseñada por Frank O. Gehry podría “hacer el ruido que llamase la atención hacia nosotros”. Les concedieron veinte minutos con el arquitecto mediático, que se convirtieron en dos horas. Le enseñaron el Románico de La Rioja, Gehry había realizado su tesis sobre el románico, le descorcharon vinos del año de su nacimiento, comió pochas, jamón y tortilla de patatas. Acabó rendido y dibujando un primer diseño en una servilleta de papel mientras exclamaba “el vino es alegría y placer”. 80 millones de euros y ocho años más tarde, tenían un imponente edificio con la base de arenisca, el material de construcción de la zona y con el techo ondulado en titanio rosa, por el color del vino, plata por el sello del cuello de la botella y dorado por la malla que la cubre. Ha sido la primera y única bodega de Gehry y lo que iban a ser oficinas derivó en  hotel. Como los Aznar no son hosteleros, buscaron a la cadena Starwood para que lo explotara y ofreciera Marqués de Riscal y Barón de Chirel, en todos los hoteles “The Luxury Collection”, que ahora, al haber sido absorbidos por Marriot, supondrán 5000 puntos de venta en todo el mundo.

Esta interesante Ciudad del Vino, tiene su origen en 1858, en una extensión de 100.000 metros cuadrados en ElCiego en la Rioja Alavesa. Han integrado, gracias al paisajismo, edificios del siglo XVI con los del XXI porque ésta bodega tiene una historia familiar que contar y que parte de la tía Marcelina hasta llegar a los Aznar, sin olvidar dos miembros de la familia del marqués de Riscal que son la memoria del lugar. Todo el legado lo tienen recogido en forma de vino embotellado en el lugar conocido como La Catedral, dentro de sus cavas. Pocas bodegas guardan añadas desde sus inicios.

El hotel Marqués de Riscal es imponente, con sus 43 confortables, espaciosas y silenciosas habitaciones, con sus terrazas-miradores, biblioteca, spa con productos de vinoterapia de Caudalie y restaurantes con una estrella Michelin, gracias a Francis Paniego. Sí, alojarse en el hotel es una experiencia para los sentidos. El edificio de Frank O. Gehry, podrá gustar o no, dado que yergue en medio de añejos viñedos un amasijo de titanio de colores, pero no deja indiferente a nadie y tanto el servicio como el interior es para quedarse a vivir toda la vida. La prueba del éxito es que acaban de cumplir 10 años y ya han amortizado la tremenda inversión que hicieron. Las cuatro familias propietarias se la jugaron, apostaron por algo que era muy arriesgado, hacer un Napa Valley en ElCiego, pero ahí está el olfato de los emprendedores y ganaron, pero no sólo ellos, dado que todo el entorno se beneficia de la campaña de marqueting internacional que gira en torno al edificio de Gehry.

Las bodegas Marqués de Riscal se pueden visitar por 12 euros de lunes a domingo y terminan con una cata de vinos. Para los más interesados también hay cursos de formación. El hotel admite reservas para sus dos restaurantes y el Spa, sin necesidad de estar alojados.