Aprovechando el tiempo de ocio que me brinda la semana tonta he decidido montar el belén. Ya sé que llego tarde porque las calles –casi desde la fiesta del Pilar- están creando el “ambiente navideño” con sus luces y con los comercios abiertos todos los día.

A lo que íbamos, he pensado que este año, de acuerdo con los tiempos, pondré junto al portal dos mendigos pidiendo limosna a los visitantes, al fin y al cabo es una imagen más que habitual en nuestras calles- Por otra parte buscaré unas figuras de los antidisturbios desalojando una familia de una cueva o reprimiendo una pacífica manifestación de pastores.

Tampoco estaría mal poner a unos policías pidiendo los papeles a los pastores mientras que al ángel anunciador los controladores le requerirían el permiso de vuelo. San José, por su parte, intentaría comprar pañales para su hijo pagando el 21% de iva.

En el camino de la cueva podría colocar una procesión de manteros vendiendo sus productos falsificados a los pastores que van a adorar al niño, mientras los tres reyes se las verían y desearían  para justificar que no están relacionados con el integrismo islámico.

Paralelamente una madre con su bebé en brazos pediría a unos pastores unos denarios para poder comprar leña para su cueva mientras algunos banqueros pretendían convencer  a los comerciantes poder pagar con sus tarjetas black los presentes que pretendían ofrecer al recién nacido.

San José, por su parte, intentaría comprar pañales para su hijo pagando el 21% de iva.

Finalmente todo buen belén ha de tener su rio, pero junto a él pondré un cartel advirtiendo que el agua no es potable a causa de los purines que vierte una granja.

En fin, como mínimo será un belén original, aunque sea real como la vida misma.