Prohibido decir rescate, permitido recortar

16/12/2016

Maite Vázquez del Río.

El nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha entrado pisando fuerte en el departamento que  dirigía la hoy presidenta del Congreso, Ana Pastor. De la Serna no ha parado de reunirse con todo el mundo en una agenda frenética con la que está dispuesto a revisar todos los asuntos pendientes, y son muchos…

Sin embargo, esta energía con la que ha empezado para recuperar todo el tiempo perdido por culpa de tantas elecciones generales y debates de investidura, no le ha hecho olvidar las viejas costumbres de la mayoría absoluta. Ana Pastor dejó dicho que a los españoles no nos costaría ni un euro las radiales en quiebra. Es más… siguiendo los pasos dados por la justicia iban a ser cerradas… pero llegó de la Serna con su ímpetu y decidió que se las va a quedar el Estado, como recientemente ha ocurrido con la línea del AVE entre Francia y España, a pachas con el Estado francés. Pero claro que se las quede el Estado tiene su coste.

Los hay que dicen que podrían ser más de 5.000 millones de euros, aunque el ministro lo reduce a 3.200 millones. Las constructoras aún tienen que ponerse de acuerdo con el ministro para saber cuánto podrán recuperar de su inversión en unas infrastructuras que el tiempo ha demostrado que no eran necesarias por su escasa utilización. Pero aquellos eran los tiempos del derroche y de inflar cifras en todos los sentidos.

Pues bien, volvemos a la vieja costumbre. ¿Se acuerdan de todos los nombres que Rajoy y de Guindos o Montoro dieron al rescate bancario con tal de no mencionar la palabra rescate? Préstamo, línea de crédito, apoyo financiero, inyección de fondos, recapitalización… Me recuerda aquella canción de Ella Fitzgerald y Louis Amstron sobre «I like tomato, you like tomeito» (para quienes quieran recordar esta extraordinaria interpretación aquí les dejo el enlace https://www.youtube.com/watch?v=J2oEmPP5dTM).

Fueron 100.000 millones de «un préstamo en muy buenas condiciones» según dijo de Guindos, que según precisó Rajoy «iba a devolver la banca», aunque sólo se usaron 41.300 millones y ya se han devuelto más de 26.000 millones. De Guindos vehiculó ese rescate a través del Real Decreto Ley de Reestructuración y Resolución de Entidades de Crédito. Un nombre muy rimbombante para distribuir el dinero del rescate «en condiciones muy ventajosas del mercado». Y cuatro años después de la ayuda recibida, el ministro de Economía, Rajoy y el resto de los ministros y dirigentes populares ya dicen la palabra rescate de la forma más natural.

Pues bien, llega ahora el recién estrenado de la Serna en el ministerio de Fomento y asegura que no se va a rescatar a las ocho autopistas en quiebra, puesto que «no hay decisión política» sino que el Gobierno se limita a «cumplir la ley». Debe ser que los ciudadanos que han quebrado y han tenido que cerrar su negocio o perder su casa no están incluidos en esa ley. La conclución (ergo en latín), es que aquí para que nos echen un cable cuando nos vaya mal tenemos que ser bancos o constructoras, esos dos sectores que cuando las cosas van bien o muy bien se forran y tampoco reparten.

Pero eso sí a los que estamos fuera de la ley (del rescate) nos tocan los recortes en todos los servicios públicos (sanidad, educación, salarios, trabajo digno y bien remunerado, pensiones…). Rajoy y su equipo nos acostumbró a los viernes del ajuste, otra forma de llamar a los recortes… Ahora parece que ya no recortan si es que quieren seguir gobernando, pero ya nos están subiendo los impuestos, que es otra forma de recortarnos el dinero que llevamos en el bolsillo.

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