La OIT considera el crecimiento económico «decepcionante» y ve déficits de empleo «decente»

13/01/2017

diarioabierto.es. Se espera que en todo el mundo 3,4 millones de personas entren en situación de desempleo en 2017 hasta alcanzarse los 201 millones de desempleados.

El crecimiento económico sigue siendo decepcionante y aún se observan déficits generalizados de empleo decente, es la conclusión de la Organización Internacionacional del Trabajo (OIT) para resumir lo que ha sido 2016.

En su informe «Perspectivas sociales y del Empleo en el Mundo», la OIT constata que en 2016 el crecimiento del PIB mundial registró su nivel más bajo en los últimos seis años: 3,1%, una cifra muy inferior a la tasa proyectada el año anterior.

Y para 2017 se espera que el crecimiento económico repunte moderadamente (3,4%) y 2018 (3,6%). Sin embargo, las proyecciones de crecimiento para 2017 han sido continuamente objeto de revisiones a la baja a lo largo de los años (las que se hicieron en 2012 fijaban un 4,6% y en 2016 se redujeron al 3,4%), constata el informe.

Asimismo, persiste una elevada incertidumbre sobre la economía mundial. Tanto el decepcionante rendimiento económico registrado en 2016 como las perspectivas por debajo de la tendencia para 2017 generan preocupación sobre la capacidad de la economía para crear una cantidad suficiente de empleos; mejorar la calidad del empleo en el caso de quienes ya tienen un trabajo; y garantizar que los beneficios del crecimiento sean compartidos de manera inclusiva.

En todo el mundo, los países afrontan el doble desafío de reparar los daños provocados por la crisis y de crear oportunidades de empleo de calidad para los nuevos participantes en el mercado de trabajo.

Más de 3,4 millones de nuevos parados

Según el informe de la OIT, se espera que en todo el mundo 3,4 millones de personas entren en situación de desempleo en 2017. Por tanto, los niveles y tasas de desempleo mundial se mantendrán elevados a corto plazo, pues la mano de obra mundial sigue creciendo.

En particular, se espera que la tasa de desempleo mundial registre un modesto incremento y pase del 5,7% en 2016 al 5,8% en 2017. Este aumento supone 3,4 millones más de personas desempleadas en todo el mundo, con lo cual el desempleo total superaría los 201 millones en 2017. Si bien se proyecta que la tasa de desempleo mundial se mantendrá relativamente estable en 2018, el ritmo de crecimiento de la mano de obra (es decir, de aquellos que buscan empleo) rebasará la creación de empleo, por lo cual 2,7 millones de personas más estarán en situación de desempleo en todo el mundo.

Deterioro de las condiciones del mercado laboral

El incremento de los niveles y tasas de desempleo en 2017 tendrá origen en el deterioro de las condiciones del mercado de trabajo en los países emergentes: los efectos de varias recesiones profundas que tuvieron lugar en 2016 seguirán afectando a los mercados de trabajo en 2017. De hecho, se prevé que en los países emergentes 3,6 millones más de personas estarán en situación de desempleo entre 2016 y 2017. Se espera que en el mismo periodo la tasa de desempleo en estos países pase del 5,6 al 5,7 %.

La situación en América Latina y el Caribe genera particular preocupación, pues se proyecta que la tasa de desempleo aumentará 0,3 puntos porcentuales en 2017 hasta alcanzar el 8,4% (sobre todo, debido al incremento del desempleo en el Brasil).

Por el contrario, se prevé que en los países desarrollados el desempleo se reduzca en 2017 (670000 personas menos) y que la tasa pase del 6,3% (2016) al 6,2%. Según las proyecciones, en Europa, sobre todo en Europa Septentrional, Meridional y Occidental, los niveles y las tasas de desempleo seguirán disminuyendo. Sin embargo, se espera que el ritmo de esta mejora se reduzca, y hay señales de que el desempleo estructural está empeorando.

Lo mismo puede decirse del Canadá y los Estados Unidos. Por ejemplo, tanto en Europa como en América del Norte se siguen registrando elevados niveles de desempleo de larga duración en comparación con los niveles observados antes de la crisis. En el caso de Europa, este indicador aumentó recientemente, pese a la disminución de la tasa de desempleo. De hecho, en la UE-28, la proporción de personas en situación de desempleo que buscan empleo desde hace doce meses o más alcanzó el 47,8% durante el segundo trimestre de 2016, mientras que en el mismo trimestre de 2012 este indicador se situaba en el 44,5 por ciento. Además, en el segundo trimestre de 2016, más de dos tercios de este grupo (en total, 6 millones de personas) estaban en situación de desempleo desde hacía más de dos años.

Se espera que en los países en desarrollo los niveles de desempleo también se incrementen en 2017 (450000 personas más) y que las tasas de desempleo ronden el 5,5% en 2017 y 2018. Sin embargo, en muchos países emergentes y en desarrollo predomina el empleo de poca calidad crónico, es decir, elevadas proporciones de trabajadores por cuenta propia y trabajadores familiares no remunerados (ambas categorías se consideran formas vulnerables de empleo) y de trabajadores pobres.

Tendencias para 2017

Por otro lado, la incidencia del empleo vulnerable en todo el mundo sigue siendo elevada (1.400 millones de personas). Los trabajadores con empleos vulnerables suelen padecer de elevados niveles de precariedad. En efecto, este grupo suele tener acceso limitado a sistemas contributivos de protección social. La situación es más recurrente en el caso de los trabajadores asalariados.

Sin embargo, se prevé que la proporción de trabajadores con empleo vulnerable no registre más que mejoras marginales en los próximos años: se espera que la tasa de empleo vulnerable disminuya menos de 0,2 puntos porcentuales anuales durante los próximos dos años.

De hecho, casi la mitad de los trabajadores de los países emergentes tienen empleos vulnerables. En los países en desarrollo, cuatro de cada cinco trabajadores están en esta situación. Por ello se espera que la cantidad de trabajadores con empleos vulnerables en todo el mundo aumente en 11 millones cada año. Las dos regiones más afectadas por el empleo vulnerable son Asia Meridional y África Subsahariana.

Además, ha caído el ritmo de la disminución de trabajadores pobres, lo cual compromete las perspectivas de erradicar la pobreza como disponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En 2016, los trabajadores pobres supusieron nuevamente un problema: casi la mitad de los trabajadores de Asia Meridional y casi dos tercios de los trabajadores de África Subsahariana viven en situación de pobreza extrema o moderada (es decir, con menos de 3,10 dólares de los Estados Unidos diarios en paridad de poder adquisitivo).

A largo plazo, las tasas de trabajadores pobres han registrado una tendencia a la baja, que se espera siga su curso en 2017. En los países emergentes y en desarrollo se prevé que la proporción de trabajadores que viven en situación de pobreza moderada o extrema caerá del 29,4% al 28,7% entre 2016 y 2017.

Sin embargo, la reducción de las tasas de trabajadores pobres se está desacelerando. Si bien los valores absolutos de trabajadores pobres han disminuido en años recientes, el ritmo de esa disminución se está reduciendo. En los países en desarrollo, la cantidad de trabajadores pobres está aumentando. Mientras que en los países emergentes las tasas y la cantidad de trabajadores pobres han registrado rápidos descensos, en los países en desarrollo esta disminución no ha podido mantener el ritmo del crecimiento del empleo.

Por ello se espera que en los países en desarrollo la cantidad de trabajadores con ingresos inferiores a 3,10 dólares de los Estados Unidos diarios aumente en 3 millones cada año durante los próximos dos años.

Desigualdad de oportunidades y descontento social

Por último, se siguen observando desigualdad de oportunidades y descontento social. Subyacente a estas tendencias sociales y del mercado de trabajo agregadas se encuentran las disparidades (muchas veces amplias) observadas entre varios grupos demográficos.

Las disparidades de género en las oportunidades del mercado de trabajo causan particular preocupación, pues se observan y persisten en varias zonas geográficas. Por ejemplo, en África del Norte, las mujeres en la mano de obra tendrán el doble de probabilidades de estar en situación de desempleo que los hombres en 2017. En los Estados Árabes, la brecha es aun más marcada: la probabilidad de que las mujeres estén en situación de desempleo es más de dos veces superior a la de los hombres, y entre ambos grupos hay una brecha de más de 12 puntos porcentuales.

En África, Asia y el Pacífico y los Estados Árabes, las mujeres registran sistemáticamente tasas más altas de empleo vulnerable. Por ejemplo, en Asia Meridional, casi el 82 por ciento de las mujeres tenían un empleo vulnerable en 2016, mientras que la cifra entre los hombres era apenas superior al 72 por ciento. En el mercado de trabajo, las brechas de género también se observan en las diferencias de remuneración.

Brecha salarial y mayor malestar social

Como se subraya en el Informe Mundial sobre Salarios 2016/2017 de la OIT, se sigue registrando una brecha respecto de los salarios por hora (que en países como Azerbaiyán y Benin alcanza el 40 por ciento), pese a las legislaciones en materia de remuneración equitativa adoptadas en varios países.

Asimismo, habida cuenta de la incertidumbre mundial creciente, el riesgo de malestar social o descontento ha aumentado en casi todas las regiones. El índice de malestar social de la OIT, cuyo objetivo es vincular el malestar expresado con la situación socioeconómica de los países, indica que el malestar social mundial promedio aumentó entre 2015 y 2016. De hecho, entre 2015 y 2016, ocho de once regiones registraron incrementos en la medida del malestar social y, sobre todo, los Estados Árabes.

Tanto el descontento con la situación social como la falta de oportunidades de empleo decente, entre otros, influyen en la decisión de las personas de migrar. Entre 2009 y 2016, la proporción de población en edad de trabajar dispuesta a emigrar al extranjero de forma permanente aumentó en todas las regiones del mundo, a excepción de Asia Meridional y Asia Sudoriental y el Pacífico. Durante este periodo, América Latina y el Caribe y los Estados Árabes registraron los aumentos más marcados. En el ámbito mundial, África Subsahariana fue la región que registró la proporción más alta de personas dispuestas a trasladarse al extranjero (32%), seguida de cerca por América Latina y el Caribe y África del Norte (más del 30% y del 27%, respectivamente).

¿Qué hacer?

Los esfuerzos en materia de políticas deben centrarse en maneras de superar las limitaciones estructurales al crecimiento como la desigualdad. Varias de las dinámicas recientes del mercado de trabajo reflejan factores cíclicos y estructurales (por ejemplo, el reducido crecimiento de la productividad y la desigualdad de ingresos creciente) que podrían provocar un estancamiento temporal.

La OIT estima que si el estancamiento temporal se intensificara, en los próximos dos años 1 millón más de personas podrían entrar en situación de desempleo en todo el mundo. Esta situación afectaría sobre todo a las economías desarrolladas. Por su parte, aunque los países emergentes y en desarrollo se beneficiarían inicialmente de mayores entradas de capital, acabarían por padecer los efectos secundarios de la disminución del comercio y la inversión.

Es fundamental aplicar un conjunto de políticas adecuado. En este sentido, es necesario que las políticas que buscan resolver las causas subyacentes del estancamiento temporal y las limitaciones estructurales al crecimiento sean incorporadas en políticas macroeconómicas y se conviertan en una prioridad.

La OIT estima que un esfuerzo coordinado centrado en brindar estímulos fiscales (un incremento de la inversión pública) que considere el margen fiscal de cada país impulsaría inmediatamente la economía mundial. Con respecto al punto de referencia, esta medida podría reducir el desempleo mundial en 0,7 millones en 2017 y en 1,9 millones para 2018.

A mediano plazo, estos esfuerzos podrían apaciguar los miedos de un crecimiento reducido y, por lo mismo, incrementar la demanda de inversión. En el futuro, es probable que las tendencias a largo plazo relacionadas con el desarrollo tecnológico y los cambios estructurales que implican afecten a la naturaleza del crecimiento económico.

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