La abuela de la reina cumple 89 años

16/01/2017

Carmen Duerto.

Menchu Álvarez del Valle, abuela de la reina Letizia y bisabuela de la princesa de Asturias, acaba de cumplir 89 años y reconoce que para ella “sería un regalo precioso que vinieran Letizia y Felipe como reyes a Covadonga porque estuvieron al poco de anunciarse su compromiso. Hay una tradición y es que, en este caso, la princesa de Asturias visite a la Virgen. Cuando esto suceda, y si estoy viva, iré aunque sea andando”.

Menchu Álvarez del Valle estuvo a dos metros de distancia del príncipe de Asturias, mientras leía su primer discurso público en el Teatro Campoamor y hoy, se sienta con él a departir sobre la vida. Ella es reacia a ser sólo “la abuela de la reina Letizia”, pero lo cierto es que el Mundo supo de su existencia cuando puso la voz en la boda del rey Felipe VI. No le tembló el pulso, ni las piernas, ni siquiera la voz cuando sabía que estaba hablando en un púlpito que se estaba siguiendo por todos los rincones del Planeta. Y no le tembló porque llevaba dirigiéndose a los oyentes toda una vida. Claro que había una considerable diferencia entre hacerlo, entre las cuatro paredes de su locutorio de radio en Oviedo, al púlpito de la imponente Catedral de la Almudena en Madrid, con todas las coronas reinantes y presidentes de gobierno de medio mundo delante de ella como espectadores. Menchu, sin embargo, se dirigía a su nieta Letizia a la que no duda en “ponerle los pies en la tierra” si es necesario. Posiblemente para una mujer independiente, que ha llevado los “pantalones” en su casa y en su vida y que ha sido una profesional reconocida en su ámbito laboral, pasar a ser sólo “la abuela de la reina Letizia” no le hace honor al curriculum amasado en más de cuatro décadas de trabajo, pero así pasará a la historia social porque en la radiofónica ya tiene su espacio merecidamente ganado.

Menchu ha cumplido 89 años en su casa de Sardeu, a 7 kilómetros de Ribadesella y lo hizo sin grandes celebraciones. Es más, posiblemente la noche anterior llamó a la panadería y encargó una tarta de chocolate para que se la acercasen el mismo lunes, junto con el pan que diariamente le sirven. El chocolate negro y sus 8 cigarrillos griegos diarios, son los escasos lujos que se permite porque los otros, ya los tiene. Simplemente con levantarse por las mañanas y ver desde su habitación las montañas verdes asturianas y el mar Cantábrico, que dista de su casa tres kilómetros, ya le aportan la dosis de energía necesaria para ser feliz. Sin duda, recibir la visita de su nieta Letizia y de sus bisnietas Leonor y Sofía sería un regalazo. Algo que pudo haber ocurrido porque fue el rey Felipe quien estuvo de viaje oficial en Arabia Saudí durante el fin de semana. Doña Letizia, hasta el día 18 de febrero, no tiene agendado ningún acto. Y aunque Menchu no sea de grandes celebraciones, de hecho nunca su familia le ha celebrado un cumpleaños sorpresa en esas fechas redondas como los 70 o los 80, seguro que le emocionaría la visita porque “ir a ver a la abuela Menchu”, a la Familia Real, le da un punto de normalidad que seguramente agradecen.

Henar Ortíz, aclara el por qué de esas no celebraciones; “Hemos sido tres hermanos, cada uno con su vida en otro sitio y un 16 de enero, después de las fiestas, es difícil que estuviéramos los cinco juntos. El cumpleaños de mi madre siempre ha sido una cosa de dos. Mi padre era muy detallista y ellos lo pasaban muy bien juntos. Cuando éramos pequeños claro que hacíamos la tarta casera, si la hacia mi madre era de manzana, que le salía muy rica. Cada uno le hacía regalos personales. Nosotros somos muy dados a personalizar mucho los regalos, por ejemplo, los pequeños hacían un dibujo y los mayores una composición de fotos. Yo, le ha regalado varios de los cuadros que pinto con un estilo entre expresionista, naif, depende del día”.

También su hijo Jesús, pudo darle una sorpresa y quién sabe si se encargó de elaborar uno de los menús favoritos de la familia Ortiz-Álvarez del Valle; fabes con almejas, tarta de manzana y sidra asturiana para el brindis. Jesús es un excelente cocinero que se maneja con destreza en los fogones porque mezcla la tradición con toques creativos. De quien recibió una grata sorpresa fue de sus nueve compañeros de la tertulia “El Garabato”. Menchu se prejubilaría de la profesión a los 63 años, lo hizo porque tuvo que cuidar a su madre, pero no se apartó de la vida. De hecho es tan vital, que le gusta todo lo nuevo, se conecta con el mundo vía tablet y está tan informada de lo que ocurre que podría pasar un test de la actualidad con sobresaliente. A Menchu le acompaña la soledad pero es feliz y sigue defendiendo su independencia a capa y espada. Varios días a la semana se sube a su pequeño Renault Clio y pone rumbo a Ribadesella para hacer sus compras o para participar en la tertulia “El Garabato”, formada por un grupo de amigos, entre 31 y 90 años, que se juntan para charlar o escuchar las cuitas de sus invitados.

Por cierto, hay un par de cosas que posiblemente a Menchu Álvarez del Valle, le pudo sorprender; una caja de arándanos del Puerto de Pajares, una bolsa con bulbos de peonías, un perrito pequeño procedente de un centro de acogida de animales abandonados o saber que el libro “Ciento y pico tertulias y un garabato”, en el que ella participa, se lee por todos los rincones de su Asturias porque la abuela de la reina Letizia, es más asturiana que la sidra o las fabes. A Menchu la nacieron en Cantabria, de donde salió con seis años rumbo a León, allí vivió la Guerra y según cumplía 15 años, su familia se instalaba en Asturias y hasta hoy.

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