El empleo de inclusión mejora la competitividad de las empresas

16/02/2017

Luis M. del Amo. Un estudio destaca el impacto positivo de la integración de las personas con difícil acceso al mercado laboral.

Existe la percepción generalizada de que el empleo de inserción es menos rentable. Sin embargo, lejos de ser menos productivos, los empleados en inserción mejoran la productividad de las empresas, según un estudio de la escuela de negocios Esade. La clave reside en la motivación.

El análisis refleja un aumento de la competitividad en las empresas que emplean a personas con dificultades de inserción en el mercado de trabajo. La explicación se debe, en la mayor parte de los casos, a la motivación de sus empleados, según destaca este estudio denominado Empleo con impacto social, confeccionado a base de entrevistas a los empleadores de más de 200 de estos trabajadores.

Además, el estudio constata que el empleo de inclusión tiene un impacto positivo en familia, empresa, sociedad y Estado.

El más visible, de todos estos impactos, es el propio beneficiario que recibe la oportunidad de trabajar. Para la gran mayoría de los empleados consultados en el informe, el principal impacto se da en el bienestar material, es decir, la disposición de dinero para comprar lo necesario, tener una vivienda y un lugar de trabajo adecuado. Las otras dos dimensiones más citadas tienen que ver con el desarrollo personal, es decir, con la posibilidad de aprender distintas cosas, la realización personal y la adquisición de conocimientos.

La mejora se manifiesta de múltiples formas, como estabilidad de las enfermedades psíquicas; el abandono de las drogas, en el caso de los adictos; la mejora de la autoestima y bienestar emocional; la socialización y sentimiento de pertenencia a un colectivo; la visibilidad y aceptación de las propias circunstancias; la independencia y autonomía en el plano personal y económico; una mayor motivación, entre otras.

Impacto en familia, empresa y sociedad

Uno de los impactos menos considerados el que experimenta el entorno del trabajador, especialmente su familia. Por su parte, las empresas, si quieren beneficiarse del citado incremento de la productividad, han de ser sostenibles y asegurarse de que las personas de inserción son una parte activa en el crecimiento de la empresa.

En cuanto a la Administración del Estado, el estudio revela que el empleo de inserción favorece el descenso del gasto en las prestaciones sociales para estos colectivos, y el incremento de la recaudación en concepto de cotizaciones sociales e impuestos.

Además, “el Estado evita una situación de pobreza y drama social, puesto que se elude que un sector productivo de la población se convierta en un sector inactivo”, advierten los autores del estudio.

Por último, la sociedad es una de las grandes beneficiarias de la generación de empleo entre el colectivo con capacidades diferentes y en riesgo de exclusión social, ya que contribuye a mejorar la percepción que la sociedad tiene de él.

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