Japón y las dudas económicas de sus responsables

20/02/2017

Jorge López.

Desde su  entrada en el banco central de Japón,  el 20 de marzo de 2013, la política por parte de Haruhiko Kuroda, como responsable del principal ente económico japonés, se ha dirigido a implementar políticas totalmente expansivas dentro del país nipón. Kuroda se ha convertido  en el brazo ejecutor de Shinzo Abe, en el particular programa Abenomics que ha marcado la economía japonesa durante todo su mandato, y que le continuará marcando.

Los movimientos han sido variados y de magnitudes siempre contundentes, con una política expansiva sin precedente alguno, que ha llevado a poner en serias dudas la posible capacidad de absorción que tenía la economía japonesa para digerir tan ingesta cuantía de yenes,  en las múltiples formas en las que se ha imyectado liquidez y se ha comprado deuda.

Pero dicha política ha tenido claros efectos positivos dentro de determinados mercados, principalmente en la renta variable japonesa, hemos podido comprobar como el Nikkei 225 se ha revalorizado desde la entrada en el mandato más de un 60%. También hemos podido comprobar como las transacciones comerciales se han visto favorecidas por la depreciación del yen, cayendo un 1% la divisa, la balanza comercial se incrementa en su cifra positiva en el entorno de 0.2%.

Las actuaciones de un estímulo monetario sin precedentes, han marcado la economía japonesa, el gran objetivo del BoJ era establecer también límites de rendimiento dentro de la emisión de sus propios bonos. El control o mejor denominado sobre control del ente económico japonés,  ha marcado una clara modificación de los tipos de interés para modificar la propia deuda, intentándola modificar al alza para un beneficio de sectores básicos como principalmente los bancos.

Los tipos de interés siguen siendo negativos, una incógnita que se desata sobre el devenir del tipo de interés, pues no se sabe hasta dónde llegará la actuación del Banco Central de Japón. El abandono del objetivo de base monetaria no despierta ningún dato claro, a la hora de saber el posicionamiento estricto.

La manga ancha a la hora de implementar, sin ningún tipo de restricción política expansivas, desata serias dudas en el largo plazo. Pero el objetivo perseguido es bastante claro, un incremento de la tasa de inflación que desate nuevos estímulos económicos que vengan de los propios actores principales y no de un sistema intervencionista. El objetivo del 2% aún está muy lejos dentro de una economía que ,actualmente , es la que más incertidumbres despierta principalmente por la magnitud de sus actuaciones.

La versatilidad de actuaciones por parte del BoJ, ha sido la más flexible que se ha conocido dentro de una época en la que las políticas intervencionistas han sido el principal foco de interés.

Jorge López es analista de XTB

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